viernes 26 de abril de 2024 - Edición Nº2763

Opinión | 10 oct 2016

La lucha en clave feminista

Las mujeres, latinoamericanas, lesbianas, indias, travas, negras, putas y activistas tenemos algo en común y es la capacidad física y espiritual de organizar la resistencia. Por Melisa Randev


Me uní a el movimiento de mujeres desde hace muchos años, y es muy emocionante ver como esta hermandad cobra vida y fortaleza, en distintas localidades y países, y aún en las peripecias geopolíticas contemporáneas.  Esto es lo que sucedió en Rosario el pasado fin de semana. Una ciudad que recibió a 90 mil mujeres con  banderas multicolores, una ciudad que se lleno de cánticos y de cuerpos que se unen bajo el  mismo reclamo, basta de violencia contra las mujeres. Queremos decidir sobre nuestros propios cuerpos.


Sororidad es una palabra acuñada por Marcela Lagarde para hablar de los vínculos de solidaridad entre mujeres, y marca un estilo de lucha y unidad que solo la superación de la competencia y la rivalidad puede generar, ese cambio mundial de las relaciones de producción y de enriquecimiento, se alimenta en el corazón de las mujeres empoderadas.


Las que deciden ser madres, decostruyendo el mandato social, poseen el poder de alimentar de su cuerpo a los próximos sujetos despatriarcalizados. Y las mujeres que deciden abortar, vuelven a cuestionar el mandato social, esta vez desde la reapropiación de su deseo y su existencia, desobedeciendo. Ambas eligen sobre sus cuerpos lo que sí y lo que no. Todas aprendemos a cuidarnos entre nosotras. Por eso los doctores no nos soportan.


Participar del encuentro de Mujeres N° 31 junto a la Campaña por el derecho a la legalización del aborto en Necochea y Quequén , es una de las experiencias que me llena de orgullo, siendo todas  muy distintas, sosteniendo el respeto por esa diferencia, desde la claridad de nuestro objetivo: El aborto es nuestro derecho y no vamos a desistir hasta obtener su legalización.


Y cuando las mujeres nos encontramos, nos escuchamos y nos organizamos, los chupa sirios tiemblan, y los machirulos también, porque nos tienen miedo al finde cuentas, tienen miedo de comprobar realmente que somos muy fuertes, que nos empoderamos, y que a pesar de los años de sometimiento, nuestra memoria ancestral de guerreras, brujas y lobas revive a cada instante, en cada pedacito de nuestro cuerpo, hay una insurgencia de revolución descolonizadora.


Yo les aseguro que cuando veo la sonrisa de las compañeras abrazarse, sintiendose libres como para pelar la teta y amamantar a sus hijxs , mostrar axila peluda, cantar con furia “ Saquen sus rosarios de nuestros Ovarios”, vestirse como se le viene la gana, masturbarse y gozar de su sexualidad, y reír a carcajadas, siento que no nos podrán detener, ni las balas de goma, ni los narcos, ni la yuta asesina, ni los gases, ni los gobiernos de turno.

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