miércoles 24 de abril de 2024 - Edición Nº2761

Opinión | 16 nov 2016

Miguel Fernandez Long: "¿Qué hacemos con los Juicios?"


Por: Querellante en la causa Campo de Mayo

Los juicios por delitos de Lesa Humanidad y terrorismo de estado continúan su marcha pese a las dificultades específicas que presenta la investigación de este tipo de delitos, más las que surgen de las diputas de poder dentro de la corporación judicial. A estas dificultades históricas se le agrega hoy el paulatino abandono por parte el estado nacional de sus responsabilidades para sostener lo que se consideraban “políticas de estado” hasta hace poco.

¿Qué podemos hacer nosotrxs para contrarrestar esta situación? Nosotrxs que todavía buscamos personas apropiadas cuando niñxs y que continúan siendo desaparecidas hoy al negársele el derecho  a la identidad. Nosotrxs, que todavía exigimos respuesta del Estado por las personas secuestradas, torturadas, violadas y asesinadas con recursos y por personal de ese estado que también financiamos con nuestros impuestos. Nosotrxs, que queremos develar la trama estatal delictiva construida a lo largo de años, de connivencia de las fuerzas de seguridad y la trata de personas, el robo, el juego y el aborto clandestino (para quién lo puede pagar) que hoy, al amparo del paradigma prohibicionista y punitivo, van construyendo el narcoestado que nos propone el imperio en toda América latina.

Nosotrxs, que queremos desandar el camino de lo “natural”, construcción necesaria del patriarcado heteronormativo vigente y que legitimiza la agresión hacia las mujeres, la persecución de toda identidad disidente, la miseria y la explotación. Orden Natural que fuera finalmente establecido en el imaginario de nuestra sociedad por el terror ejercido durante la dictadura eclesiasticamilitar y todos sus aliados políticos y sindicales, pero que orientara las practicas del Estado Nacional desde su formación.

Nosotrxs, ¿cómo podemos hacer para seguir?

Desde mi propia práctica no veo otra respuesta que la de ponerle el cuerpo a los juicios, construyendo memoria verdad y justicia permanentemente. Memoria que es historia reciente que se hunde en el pasado rastreando todas las prácticas genocidas que acompañaron la formación del Estado hasta su consolidación a través del control total de la población durante la aplicación de la política concentratoria que llevaron adelante las FFAA por orden del gobierno de Isabel Perón.

Memoria que es presente, porque las desapariciones no dejaron de suceder, a la tortura se le dice “verdugueo” y  las  fuerzas de seguridad son comandadas por la misma “inteligencia” que comandó la guerra anti subversiva.

Memoria que se construye usando todos los recursos de construcción de relato histórico que contamos en nuestra comunidad no solo para saber “qué pasó” y llevar paz a lxs familiares sino para saber cómo fue que se instaló que “acá no pasó nada” lo que nos hablará mucho de cómo somos hoy frente a la violencia, la discriminación y la explotación.

Quiero presentar un ejemplo de cómo se combina todo esto: días pasados escuché en el programa “La buena leche” un relato sobre la historia de dos compañeros montoneros en nombre de los cuales se colocarían unas placas en Claráz, su pueblo natal y lugar de secuestro del más joven a plena luz del día por personal militar con camiones del Ejército (no todo fueron falcón verdes). Este relato me permitió saber que el muchacho que fue secuestrado, lo asesinaron en un simulacro de enfrentamiento realizado en Boulogne Partido de San Isidro, Área 402 de la Zona 4. Esta “área” es el partido de San Isidro, donde nací, milité y donde cayeron la mayor parte de mis familiares y amigues. La zona estaba a cargo del comando de Institutos Militares al mando el ex coronel Rivero, condenado hoy por múltiples casos de asesinato, tortura, violación y robo. El área correspondía a la Escuela de Comunicaciones del Ejercito cuyo jefe a partir de junio del 76 era un tal Peppa que llevaremos este año a juicio por los fusilamientos de Boulogne del 2 de julio del 76 donde fueron asesinadas compañeras y compañeros trabajadores de “Del Carlo” junto a militantes territoriales de Montoneros y del PRT-ERP que estaban secuestrados en  CCDyE “El Campito”.

Y al escuchar la radio me surgió la pregunta ¿cómo llega un chico secuestrado en Claráz a Boulogne?

A partir de todo el trabajo realizado por querellantes y abogados sobre el testimonio de lxs sobrevivientes, de los organismos de DDHH, de la apertura de los archivos como el de la policía de la provincia, de la acción de la Conadi y de la creación de unidades fiscales realizada por el estado durante los gobiernos kirschneristas junto al trabajo independiente y maravilloso del Equipo Argentino de Antropología Forense podemos saber hoy que eran los grupos de tareas de la “comunidad informativa” los que tomaban el control de la persona aprisionada y que estos grupos actuaban con jurisdicción nacional en una compleja relación de integración con los jefes de área que mejor[U1] ó y llevó a su apogeo los conceptos de la “Escuela Francesa” en lo que venía trabajando el Ejército Argentino desde poco después de derrocar al gobierno democrático en 1955.

Esto es tan solo un ejemplo de como la unificación de esta información no solo permite sentar en el banquillo a los ejecutores de esa política y exigirles respuesta (siempre y cuando la corporación judicial se digne a hacerlo), sino también llevarle a una madre, un compañera o un viejo amor la historia completa de su ser querido. A veces incluso esa información juntada alrededor de los juicios, pero no solo en los juicios, lleva a encontrar los restos de esas personas ocultados deliberadamente por el Estado. Otras permite el reencuentre de personas cuyas vidas fueron partidas por estos hechos que se juzgan. Y también que una piba que se crio sin padres sepa del amor que ellos le tenían y conozca alguien que los haya amado.

O saber que era una fábula creada en una oficina de inteligencia aquella delación por la cual durante décadas se juntara rencor entre familiares, compañerxs o vecinxs.

También puede aportar a la reflexión crítica sobre la historia de las luchas populares, herramienta fundamental junto a una ética social para la formación de una identidad política. Todo esto necesita de nosotrxs no solo de lxs que podemos tomar una acción judicial por ser querellantes o abogados, sino no de la comunidad en general y para eso les propongo: insistir en lo que venimos haciendo.

Conocer y difundir el desarrollo de los juicios por los delitos de lesa humanidad en Necochea y su zona. ¿Sabemos en qué estado están?.¿Saben lxs vecinxs qué hechos fueron probado ya en anteriores instancias?.

Acompañar esos juicios también para que no sean mayoría en las audiencias los que piden la impunidad de los genocidas. Concurrir a sostener a familiares y víctimas-testigos abrazandolxs se hace imprescindible.

Investigar en los colegios, en el barrio en todo el territorio y desde la perspectiva particular de cada unx. ¿Qué significaba ser mujer, adolescente, torta, puto o judío en un campo de concentración argentino? ¿Qué desarrollo tenían las organizaciones populares en la ciudad y el distrito? ¿Quiénes y que sectores sociales le hicieron la inteligencia a las fuerzas conjuntas o sea quién marcó los blancos? ¿Quiénes participaron activamente de la logística represiva y donde están ahora?¿Hasta qué punto el estado fue penetrado por la lógica represiva en la salud o la educación a nivel local? ¿Qué relación hubo entre los conflictos sindicales y estudiantiles o entre la trata y otras violencias cotidianas y la represión? Estas investigaciones llevadas adelante muchas veces por jóvenes, sin más herramientas que el deseo de saber, ya ha producido prueba para los juicios y ayudado a recuperar vínculos dañado por el genocidio y necesitan el apoyo decidido de docentes, académicos, organismos y agrupaciones.

Finalmente propongo reflexionar sobre las características políticas e históricas de estos dramas vividos, que a mi juicio no son “solo” cuestión de derechos humanos, y considerarlos como parte de la historia de lucha de los pueblos y comunidades por la soberanía sobre nuestrxs cuerpos y territorios sin ningún tipo de corte entre el presente el pasado y el futuro.

 

 

* La utilización de la X se debe a no diferenciar entre gèneros, con el objetivo de dar una disputa antipatriarcal en la utilización del lenguaje. 

 

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