martes 30 de abril de 2024 - Edición Nº2767

Opinión | 23 ene 2017

Exportadores locales, entre la presión política y la extorsión

La aplicación de la tasa portuaria. Las amenazas de judicialización, el pedido de condonación de deudas y la creación de un fideicomiso. Los intereses empresariales por sobre los de la mayoría.


Por: Nicolás Salas, periodista de NdeN y de Infocielo

Arranquemos con una adivinanza. No pagan impuestos, en muchos casos viven a costa del estado, piden que se les perdonen las deudas y encima te quieren llevar a juicio. ¿De quienes estamos hablando?

La respuesta es sencilla; de los empresarios exportadores y aceiteros de la región.

La semana pasada, el Centro de Exportadores de Cereales y la Cámara Industrial Aceitera de la República Argentina se hicieron presentes en la Comisión de Economía y Finanzas del Concejo Deliberante local para objetar la aplicación de la tan trillada tasa portuaria.

Martín Brindici, abogado representante de ambas entidades, fue quien llevó a los ediles locales la posición del sector respecto al tributo que deberían pagar por el uso y daño que su actividad genera en las calles de Quequén (principalmente) y que el estado debe mantener año a año. Aquí saldamos parte de la primera incógnita; “en muchos casos viven a costa del estado”.

Sigamos. Su planteo general fue rechazar el pago de dicha tasa, sin otro fundamento que el de cuidar sus ganancias evitando incremento en los costos. Ahora bien, no solo pretenden no pagar un impuesto municipal, sino que en caso de que el Municipio quiera cobrarlo adelantaron que avanzarán en judicializar el proceso (segunda incógnita).

Eso no es todo. Como se declararon hace tiempo en rebeldía respecto a pagar dicha tasa, las empresas van acumulando deuda con la comuna. ¿Qué plantearon? Que se les condone la deuda (tercera incógnita).

Por último, y mostrándose “interesados” en el bien común, propusieron que se elimine dicho tributo y que se les permita crear un fideicomiso para así compensar al municipio. Surge una pregunta, ¿las autoridades locales darán el visto bueno a esta iniciativa? Si así lo hicieran, ¿aceptarán que vecinos comunes y corrientes dejen de pagar las tasas municipales, armen un fideicomiso y abonen menos de lo estipulado por la Fiscal Impositiva?

Tras retomar el debate legislativo sobre la temática, el silencio se apoderó de casi todos los bloques de concejales que se limitaron a comentar la generalidad del debate sin sentar posición al respecto. El que sí lo hizo fue Ernesto Mancino, productor y lobbysta de las cerealeras, quien no dudó en acompañar el reclamo que a esta altura puede considerarse por demás extorsivo (o bajas la ordenanza o voy a juicio).

La presión de los empresarios es evidente. Niegan la misma democracia que les permite llenarse los bolsillos y pretenden tratos diferenciados respecto a cualquier necochense que obligatoriamente debe pagar sus impuestos.

Entre tantas preguntas, cabe una más para cerrar la reflexión. ¿El poder político y legislativo cederá a las pretensiones de los sectores más concentrados de la economía local o defenderá lo que en definitiva son los intereses de la mayoría? La moneda, por ahora, está en el aire.

 

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