domingo 05 de mayo de 2024 - Edición Nº2772

Sociedad | 24 ene 2017

Un turismo diferente: la historia de una francesa y una australiana en el Balneario Los Ángeles

Una francesa y una australiana, entre otros, pasan sus días de viajeras en un campo del Balneario Los Ángeles. La plataforma virtual Workaway conecta anfitriones y voluntarios que aportan su trabajo a cambio de hospedaje. Dos historias de vida que reflejan un modo distinto de viajar y de vivir. Galeria de fotos


Un tradicional campo de nuestra ciudad, a 2 km del mar, en el Balneario Los Ángeles, forma parte de los lugares "anfitriones" para la red social Workaway. Se trata de una plataforma "creada para promover un intercambio justo entre viajeros, estudiantes de idiomas o aficionados de la cultura y, familias, individuos u organizaciones que están buscando ayuda con una variedad de actividades interesantes". Hay 25.373 anfitriones en 155 países, donde cualquier viajero y viajera puede ir a trabajar, hospedarse y disfrutar.

El campo situado a 25 km de Neochea, yendo para las termas,  es uno de ellos y desde hace dos años ha recibido más de 25 "voluntarios" de Holanda, Polonia, Chile, Australia, Francia, Suecia, Canadá y muchos países más. Allí se hacen trabajos de huerta, de limpieza del terreno, gallineros, construcción, pintura, y lo que se vaya necesitando y queriendo; además de la limpieza de la casa y la cocina donde también todos ayudan. La mayoría va con su carpa. Y como atractivos allí también se puede  disfrutar de la playa a 20 cuadras, surfear, kayak, caminatas, bicicleta, andar a caballo, tocar algun instrumento, o solo sentarse a mirar el paisaje de la laguna, el mar, la tierra y el cielo.

La historia de Holly y de Aurore (Aurora) es un ejemplo de esta nueva forma de turismo que muchísimos jóvenes utilizan hoy en día en el mundo. Mediante la red social buscaban una playa en Argentina donde poder intercambiar su trabajo por hospedaje y disfrutar de un lindo paisaje y buenas relaciones sociales, y al Balneario Los Ángeles llegaron tras hacer dedo en la calle 98 sobre el cementerio local.

Holly Dixon pasó unos diez días en el campo y se caracterizó por su sana alegría y su trabajo arduo bajo el sol, limpiando los yuyales de la huerta y sacando cardos con la vieja azada que encontró en el galpón.  Ella es de Australia y contó a NdeN que tiene 21 años y que su familia también es de viajar mucho.

Aurore Jomier es francesa y tiene 28. Es muy seria a la hora de ponerse a trabajar, no distingue trabajo para hombres y para mujeres, agarra una barreta y arranca una vieja chapa clavada a un durmiente de un tirón y, recién ahí, cuando el viejo gallinero termina de caerse, sonríe.

 

“Nunca habría llegado al Balneario Los Ángeles sin el Workaway”

La australiana Holly se hace entender con un castellano sin muchas conjugaciones, pero claro: “estoy aca por Workaway, como voluntaria, para ver la playa y conocer gente buena”. Y cuenta el recorrido en el que llegó a Necochea: “Vengo de estar en San Juan, en un pueblo llamado Barreal, casi 10 días haciendo huerta, dos días en Mendoza y 6 meses en Santiago de Chile. Mi viaje comenzó cuando salí de mi casa en Sydney en Junio del 2016”.

Holly hizo anteriormente otro viaje, “fue de 11 meses, estuve 3 en Turquía, 6 recorriendo Europa, 1 mes en Brasil y 1 en Argentina, en 2014”.

Respecto a los beneficios del turismo vía Workaway, Holly opina: “Primero es mucho más barato, pero también podés conocer lugares diferentes, como Balneario Los Ángeles, un lugar que nunca hubiera encontrado sin Workaway. Conocí muchos lugares raros también”. Y agrega: “Conoces mucha gente muy muy buena y puedes aprender muchas cosas diferentes, como trabajar en la huerta”.

“Yo he cuidado caballos, cabras, ovejas, llamas, alpacas, trabajo con plantas, jardines, huertas. En San Juan también hice tareas domésticas, haciendo camas, de moza y cocinando”.

“Lo que más me gusta hacer es viajar, nadar en la playa, ir con mi amigos, también estudié Bellas Artes pero me gusta hacer diseño de indumentaria, en Australia siempre cosí, en Santiago tome clases de escultura, textil y cerámicas”, cuenta.

Según esta piba bien rubia, pero con pinta y actitud de paisana, en Australia no es raro que alguien cuando termine el secundario viaje, “mi hermano también viaja y mis padres recorrieron el mundo en una motorhome”.

¿Hay algo negativo en este tipo de viaje? “A veces los anfitriones de algunos lugares quieren que trabaje gratis, sin nada a cambio, pero eso lo escuché, yo nunca tuve ningún problema”, responde Holly poniéndose seria. “La gente siempre me trata bien, he viajado mucho a dedo y he sabido manejarme” 

¿Los argentinos cómo tratan? “Son muy amables, tienen una cultura muy fuerte de juntarse con amigos. El mate es una cultura que representa cómo es el argentino”.

 

“Como no hay intercambio de dinero cambia mucho la relación, intercambiamos conocimientos”

Aurore es de la ciudad de Clermont-Ferrand,  dice que se llama Aurora pero en francés se pronuncia algo así como “Hujo”. Y cuenta que “estoy en Los Ángeles para trabajar en este campo, vine porque estaba cansada de Buenos Aires, y busqué y encontré este lugar”.

“Empecé a viajar hace 3 o 4 años, trabajé en una empresa en Francia y la dejé para ir a trabajar vía Workaway a Nueva Zelanda un año, luego volví a trabajar a Francia”, ahí comenzó este viaje a Sudamérica: “estuve un mes en Buenos Aires, tomé clases de español, luego fui 3 semanas por Uruguay, volví por a Tigre, a Rosario, Victoria (Entre Ríos) y pasé la Navidad en Cataratas, San Ignacio, Colonia de Sacramento y San Antonio de Areco.  Volví a Buenos Aires y el 9 de enero vine a Necochea e hice dedo hasta Los Angeles”.

Aurora, que contó todo esto en su primer día de llegada al campo, cuenta que este es su primer Workaway en Argentina: “antes hice Couchsurfing (red que sirve para alojar gente y ser alojado), pero en Nueva Zelanda sí trabajé por Workaway”.

Nos explica que esta red social “se trata de un intercambio de servicios, voy a trabajar 4 horas por día, a cambio tengo mi cama y comida (…) tiene como beneficio encontrar a gente del país, ver cómo viven, compartir, y hay menos relación por dinero, porque no hay, entonces cambia mucho la relación: voy a darte algo y me das algo diferente, pero solo es conocimientos, y por ejemplo, si te doy conocimiento no voy a perderlo, si te doy dinero lo pierdo, el conocimiento se comparte, voy a aprender de algo y vos podes enseñarle eso a alguien mas y así sigue”, cuenta esta muchacha expresando mucha claridad.

“En Nueva Zelanda en el Workaway hice mucho trabajo en huertas, cuidé niños, limpié casas, y ayudé en todo tipo de proyectos, en NZ ayudé a una persona para desarrollar su actividad, contactando periodistas para dar a conocer su proyecto, más o menos el mismo trabajo que hacía en Francia de asistente de proyectos”, nos cuenta la francesa, rubia casi colorada y de ojos saltones celestes.

“Me encanta conocer la gente, aprender idiomas, caminar, hacer senderismo, viajar por supuesto, y compartir, por ejemplo yo siempre digo que me voy a una ciudad que es super linda, pero si la gente es super fria, no voy a tener buena memoria de ese lugar, y si voy a un pueblito que no hay mucho para hacer, pero si la gente es linda, lo voy a recordar”.

Sobre las cuestiones negativas cuenta experiencias ajenas parecidas a las que contó Holly, “a veces hay personas que piensan que estoy acá como esclavo, por ejemplo no compran nada para comer, pero la mayoría del tiempo se la pasa bien, porque las personas que abren sus puertas a los extranjeros quieren compartir, aprender, quieren dar una buena imagen de su país, y les gusta recorrer los lugares no turísticos”.

“Yo viajo sola, lo más difícil para mi es finalmente salir, dejar la gente, me emociono mucho cada vez”, nos cuenta en un párrafo aparte casi emocionada por sus recuerdos de despedidas.

“La gente me trata muy bien, sienten admiración, bueno porque soy una chica, viajo sola, y también a veces escuché que era "tonto" de viajar sola como lo hago, porque hago dedo para viajar, que a mi edad debería casarme, comprar una casa, tener niños, etc”.

También nos habla de las características de los argentinos: “son bastante abiertos, dan una buena bienvenida, se la pasa bien, me parece que los porteños (no todos porque encontré muy buena gente), creen que está Buenos Aires, y el resto del mundo, están muy centrados sobre su ciudad, pero por ejemplo encontré cordobeses super abiertos, lindos (los encontré en Misiones), en hostels, la vida de hostels es la diferencia con el Workaway, en hostels encontrás extranjeros, en Misones no conocí muchos de ahí, pero haciendo dedo conocí una persona super linda de Formosa”.

Una pareja de canadienses, otra italiano-argentina, una australiana, una polaca, una francesa, un platense, una viajera de Bahía Blanca, dos hermanos necochenses y el anfitrión convivieron unos 10 días arreglando la huerta, sacando cardos, reutilizando un gallinero, ordenando la casa, cocinando con productos sustentados por el propio campo, fueron a la playa, disfrutaron tormentas eléctricas, la luna llena y las puestas del sol. Este campo que hospeda viajantes de todo el mundo comenzará en los próximos meses un proceso de mejoras e institucionalizacion del proyecto agro turístico y ecológico.

 

 

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