jueves 25 de abril de 2024 - Edición Nº2762

Sociedad | 2 oct 2016

¿De qué hablamos cuando hablamos de Alimentación Saludable?      

La nutrición es la ingesta de alimentos en relación con las necesidades dietéticas del organismo. Una buena nutrición (una alimentación suficiente y equilibrada combinada con el ejercicio físico regular) es un elemento fundamental de la buena salud.


Por: María José Arano - Licenciada en Nutrición (UBA) - MN: 5599 MP: 2737

 

La composición exacta de una alimentación saludable (buena en calidad, cantidad, armónica y adecuada), es específica para cada persona y depende de varios factores que muchas veces no son tenidos en cuenta. Entre ellos encontramos aquellos que son bien específicos como edad, sexo, altura, peso, pero existen otros factores que son también sumamente importantes y que es fundamental indagar en el momento de la consulta para poder partir de ellos y obtener así los resultados deseados. Dichos factores incluyen hábitos alimentarios (donde, cómo y qué comemos), contexto cultural, alimentos disponibles localmente, creencias en cuanto a alimentación, gustos, intolerancias y un sinfín de variables más que no pueden pasarse por alto a la hora de elaborar un plan de alimentación.

Actualmente, el problema más importante a nivel mundial es el aumento en las cifras de sobrepeso y obesidad y con ellos las numerosas enfermedades no transmisibles que pueden dispararse (diabetes, Colesterolemias, patologías renales, entre otras).

El aumento en la producción de alimentos procesados, la rápida urbanización y el cambio en los estilos de vida han dado lugar a una modificación en los hábitos alimentarios. Pero si estos cambios no cesan y, por el contrario, aumentan de manera progresiva ¿podemos hacer algo para que esta sociedad consumista y el entorno obeso génico no nos devoren? ¿Es difícil mantener ciertos hábitos saludables que al fin y al cabo nos favorecen a nosotros mismos? Es difícil a veces, pero no imposible.

La mayoría de los pacientes que llegan a la consulta para ordenar su alimentación tienen como denominador común las mismas dificultades: falta de tiempo, ingesta de porciones abundantes, ansiedad y la imposibilidad de mantener hábitos saludables sostenidos en el tiempo. Pero también existen gran cantidad de mitos y creencias erróneas en torno a la alimentación.

Poner en práctica una alimentación saludable depende del buen asesoramiento de un profesional pero también depende en gran medida de uno mismo:

- Plantearse objetivos pequeños y a corto plazo. Por más pequeño que parezca el cambio, si  modifica en algo al hábito anterior y puede mantenerse a lo largo del tiempo es fundamental. Muchos pacientes llegan a la consulta con hábitos sumamente arraigados que no pueden modificarse de un día para el otro. Un cambio en la manera de alimentarnos lleva tiempo y genera una gran movilización dentro de nosotros. Por eso es muy importante no  forzar una conducta que nunca se practicó (lo más común es que se comiencen planes de alimentación muy estrictos de un día para el otro sin tener en cuenta los factores nombrados más arriba, con todo lo que ello implica)

- Tomar conciencia de los beneficios que ganamos y el bienestar que sentimos cuando ponemos en práctica conductas saludables. Esto no significa privarnos de aquello que nos gusta, sino de buscar un equilibrio.

- Volver a lo “hecho en casa”: La oferta cada vez más exagerada de alimentos industrializados, recargados de grasas, sal, azúcar, calorías y productos químicos parecen encajar a la perfección con la falta de tiempo que suele manifestar gran parte de la población. Sin embargo, es muy importante poder volver de a poco a lo casero. Recetas simples como el pan  o las galletitas para el desayuno, jugos naturales sin azúcar agregada y sin productos químicos o porqué no, pizza amasada en casa para algún fin de semana.

- Reducir las porciones: Es muy común la pérdida de registro de ingesta, muchas veces asociada a episodios de ansiedad en donde los problemas tienden a canalizarse a través de la comida. Desde el punto de vista de la nutrición, hay consejos para empezar de a poco a reducir esas porciones y que la comida pase a un segundo plano en nuestras vidas. A modo general, se recomienda 1 plato al ras por comida, sin repetir, con una distribución adecuada de grupos de alimentos.

Estas son sólo algunas recomendaciones para comenzar a implementar una alimentación sana dentro de un estilo de vida saludable. Otro aspecto que no debemos dejar de lado y que es sumamente importante es comenzar a movernos más: ir al trabajo o hacer trámites caminando, dejando un poco de lado el auto o el colectivo, subir escaleras, realizar algún deporte que nos guste, programar caminatas al aire libre.  Esto no sólo ayuda a nuestra salud física, sino también a nuestra salud mental y  en este aspecto también vale decir que hay que mantener un equilibrio y buscar objetivos pequeños. Es decir, si nunca hicimos ningún tipo de actividad, empezar de manera brusca puede llevarnos a la larga, al abandono del mismo.

“No comiences una “dieta” que terminará algún día. Comienza un estilo de vida que dure para siempre”

 

 

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