Este caso, resuelto mediante un juicio abreviado, revela una historia de dolor y sufrimiento que tuvo lugar durante un período extenso. Los abusos se sucedieron entre julio de 2006 y diciembre de 2010 en diversas locaciones de un establecimiento rural cercano a San Manuel, Partido de Lobería.
La víctima, en aquel entonces con edades comprendidas entre los 12 y 16 años, fue sometida a repetidos actos de abuso sexual por su propio progenitor, que incluyeron tocamientos y acceso carnal. El alcance de la traición y el dolor infligido sobre la joven resultan inimaginables.
La sentencia impuesta al septuagenario recae sobre el delito de abuso sexual con acceso carnal agravado. En este caso, la agravante surge de la relación de parentesco, siendo el acusado el padre de la víctima, lo que agrega una dimensión aún más devastadora a los hechos. Además, el abuso fue perpetrado aprovechando la situación de convivencia preexistente con la menor de edad. Estos elementos están tipificados en el Artículo 119, tercer párrafo, en relación con el cuarto párrafo, incisos "b" y "f" del Código Penal.
La sentencia subraya la gravedad de los actos y el daño infligido a la víctima, y busca enviar un mensaje claro sobre la intolerancia a este tipo de conductas abominables en la sociedad.
Actualmente, el acusado cumple su condena en régimen de prisión domiciliaria, en la localidad de La Plata.