A pesar de la ausencia de reportes oficiales de heridos hasta el momento, la confrontación en la nocturnidad necochense resalta la urgencia de abordar la violencia en serio y sin intereses.
Las autoridades municipales, cuestionadas sobre la situación, no reportaron urgencias o emergencias en la madrugada del primero, dejando abierta la incógnita sobre quién pone límites a los jóvenes y dónde se encuentra la intervención del Estado.
OTRO FERNANDO EN LA COSTA ATLÁNTICA
En un hecho más trágico en Santa Teresita, Tomás Valentín Tello Ferreyra, de 18 años, fue asesinado durante los festejos de Año Nuevo. Una patota de nueve personas lo agredió, persiguió durante seis cuadras, lo acorraló y uno de los agresores le dio un puntazo mortal en el pecho.
El grupo de agresores, compuesto por siete mayores y dos menores, está detenido y siendo investigado por homicidio agravado. La similitud con el trágico caso de Fernando Báez Sosa en Villa Gesell plantea preocupaciones sobre la violencia entre jóvenes.
Estos sucesos desgarradores ponen de manifiesto la necesidad de una reflexión profunda y acciones concretas para garantizar la seguridad y la paz en nuestras comunidades. La violencia, ya sea en forma de peleas callejeras o actos criminales, exige respuestas eficaces por parte de las autoridades, todas, y la sociedad en su conjunto.