Según los investigadores, "los primeros casos se registraron con la muerte de lobos marinos de un pelo (Otaria flavescens) en Tierra del Fuego y la Reserva Faunística Punta Bermeja (Río Negro) en los primeros días de agosto".
A partir de agosto de 2023, "se comenzó a observar un incremento notorio en la muerte de lobos marinos de un pelo pertenecientes a las colonias de los puertos de Quequén y Mar del Plata".
El Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa), en coordinación con consorcios portuarios, municipios costeros, cuerpos de guardaparques, organizaciones no gubernamentales, la Universidad Nacional de Mar del Plata (Unmdp) e investigadores del Conicet, llevó a cabo una tarea conjunta para la deposición final de los cuerpos, monitoreo de las colonias y manejo de la distribución interna de lobos marinos en los puertos.
Los ejemplares infectados mostraron afecciones nerviosas y respiratorias, como desorientación, incoordinación, caminar en círculos, actitud postural con la cabeza mirando hacia el cielo, incapacidad de movimiento, convulsiones, dificultades respiratorias, descarga nasal copiosa y salivación.