Elina o "Munchis" como la conocen sus allegados, una necochense de 39 años, recuerda el momento en que recibió la llamada del INCUCAI hace tres meses, comunicándole que era compatible con una paciente en el extranjero. Con determinación, aceptó la oportunidad de salvar una vida y se sometió al proceso de donación de médula ósea por aféresis en el Hospital Alemán de Buenos Aires.
"Desde hace muchos años soy donante voluntaria de sangre", compartió Elina en una entrevista con NDEN. "Una vez, con mi hermana, participamos de una colecta para una compañera suya que tenía leucemia. Mi hermana se inscribió en 2012, y yo decidí unirme al banco de donantes de médula ósea en 2016".
Elina comenta que se animó a participar ya que hablando con el personal de Hemoterapia del Hospital Ferreyra “me informé, me saqué dudas y en ese mismo momento les dije quiero sumarme al banco de donantes de medula ósea y ahí mismo me sacaron más sangre para realizar mi perfil genético y registrarlo en el banco”.
Si bien en un primer momento no se imaginaba resultar compatible 8 años después tendría una mensaje revelador, alguien esperaba su donación para lograr una nueva oportunidad de vivir.
Elina expresó: "Me tomó por sorpresa, estaba de vacaciones en Mar del Plata. Cuando volví de correr, tenía una llamada y un mensaje del INCUCAI".
En ese mensaje estaría la confirmación que tantas personas del otro lado esperan. “Una persona del INCUCAI me expresaba que había salido compatible mi perfil genético con un paciente en Francia, que necesitaba hablar conmigo, y súper amorosamente me llamó nuevamente, me explico y me pregunto si estaba de acuerdo con seguir con el proceso”.
La joven donante necochense además se enteró de otra noticia muy movilizadora “en esta llamada además me entero que otra de persona había resultado compatible, que era mi hermana y que se querían contactar con ella, y la persona del INCUCAI que llamaba me decía si no supiera la fecha de nacimiento diría que son gemelas porque son genéticamente idénticas”.
Elina relata “es algo muy raro que pase, el 75% de las personas no tienen un donante en su familia, y yo tengo una hermana prácticamente gemela con 7 años de diferencia”.
Para ella además de ser una noticia que más alla de lo que implica en términos de salud, simbolicamente fue una noticia "muy agradable".
Durante la entrevista, Elina compartió detalles sobre el procedimiento al que se sometió: "Me realizaron una serie de estudios para asegurarse de mi idoneidad como donante. Todo el proceso fue acompañado por el personal del INCUCAI, quienes se encargaron de todo, tanto económicamente como logísticamente".
“La preparación consiste en la aplicación de unas vacunas que estimulan la producción de células hematopoyéticas que son las células que produce la medula ósea, y son las células madres” cuenta Elina.
Al respecto Elina dejó en claro para motivar a otros que “todo es muy simple y sin dolor”.
(POST DONACIÓN, SUS DOS PUNTITOS ROJOS, COMO MARCA)
La necochense que se dedica a la comunicación y como hábito de vida, práctica el running describió el momento de la donación como un acto movilizador: "Es un proceso muy emocionante, saber que con tan poco, puedo darle la oportunidad a alguien de seguir viviendo".
“Al día siguiente de mi proceso, con la muestra viajando a Francia, ya comenzaba el trasplante a una chica de 21 años” añade Elina.
Si bien ahora desconoce más detalles de la persona a la que le donó, comentá que "está buenísimo no saber quién es el receptor porque hubiese sido muy fuerte para mi saber si se trataba por ejemplo de una niña, niño, niñe, por más que uno lo hace, independientemente de quien vaya a recibirlo, la idea es tratar de realizar todo el proceso, con la menor carga emocional posible”
Tras la donación, Elina espera con esperanza los resultados del tratamiento y la posibilidad de compartir sus datos con la receptora dentro de un año, si es que ambas partes declaran su consentimiento.
“Esta idea que con muy poquito, dos pinchazos, estar acostada, dejando que una máquina trabaje, le pueda dar la posibilidad a alguien de seguir viviendo” dice emocionada la donante.
Y no se cansa de decirlo, como una voz que pretende llegar a otas personas: “Solo cuatro horas y dos brazos extendidos le significa a la otra persona, una vida completa y plena, recuperarse de una enfermedad que seguramente la lleva a la muerte y que cuanta gente hay esperado que esa cura llegue y tal vez por la falta de alguien compatible no aparece esa posibilidad”
Por eso Elina destaca en la entrevista con NDEN “no cuesta nada, son solo unas horas para los donantes y es toda una vida para los receptores y realmente cero dolor”.
Su experiencia inspiradora resalta la importancia de ampliar el registro de donantes, ya que, como ella misma señaló, "con un par de horas, podés darle la posibilidad a otra persona de seguir viviendo". Además, subrayó la importancia de difundir esta práctica, especialmente entre aquellos que desconocen la posibilidad de salvar vidas a través de la donación de médula ósea.
El gesto altruista de Elina y su hermana, quienes eran las únicas dos potenciales donantes en todo el registro del INCUCAI, destaca la necesidad de aumentar la conciencia sobre la importancia de donar médula ósea. Su acto de generosidad no solo brinda esperanza a la receptora en Francia, sino que también invita a otros a unirse a esta noble causa.
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