Su vicedirectora, Lucía Jara, explicó el recorrido y la misión del espacio que nació en 1993 como un proyecto familiar y hoy acompaña a personas con discapacidad motriz severa y profunda. “Trabajamos solamente a través de mutuales, lo que permite que las familias no tengan que pagar absolutamente nada. Dependemos de las políticas públicas y hoy estamos atravesando una situación complicada, pero seguimos adelante”, afirmó.
El equipo interdisciplinario de Ser está conformado por médica, psicóloga, trabajadora social, nutricionista y kinesióloga. Además, cuentan con un pequeño hogar surgido a partir de la necesidad de los padres y mantienen una lista de espera para nuevos ingresos, lo que impulsa la expansión de la institución.
Jara detalló las actividades que ofrecen: “Los chicos reciben talleres de música, arte, yoga y en verano disfrutan de pileta. Nuestro objetivo es que logren mantener sus habilidades y no ir perdiéndolas. También participamos de las actividades que organiza el municipio desde Cultura y Deportes”.
La institución funciona en calle 68 Nº 2645 de lunes a viernes, de 8 a 16, y se convierte en un sostén para las familias de quienes asisten. “Escuchamos, acompañamos y ayudamos para que puedan continuar con sus vidas, su trabajo y sus estudios”, destacó la vicedirectora.
Con emoción, Jara concluyó: “Trabajar acá es un amor y una perspectiva distinta. Ellos derrochan cariño de forma constante, y aunque a veces quisiéramos solucionar cosas que no tienen solución, el mayor crédito está en cada sonrisa y en cada logro que conseguimos junto a ellos”.