El salto es aún más evidente dentro de las líneas de consumo. Los préstamos personales pasaron de una mora del 3,9% al 7,3% interanual, mientras que en las tarjetas de crédito el índice se disparó del 1,9% al 5,3%.
En paralelo, el crédito al sector privado en pesos mostró un crecimiento real del 1,3% en julio, impulsado por los préstamos con garantía real (3,4%) y al consumo (2%), aunque el segmento comercial retrocedió 1,6%.
La presión recae principalmente en los hogares: mientras las familias registraron una mora del 5,7%, las empresas apenas alcanzaron el 1,2%. Incluso las entidades no bancarias mostraron mejores resultados, con un nivel estable en torno al 4,5%.
El Banco Central explicó que parte del incremento mensual del saldo real de crédito respondió a la “reexpresión en pesos del saldo en moneda extranjera, en el marco del aumento del tipo de cambio nominal peso-dólar (13,2% en el mes)”.
El panorama confirma el creciente deterioro financiero de los hogares, que cada vez con más frecuencia deben recurrir al endeudamiento para cubrir gastos básicos, enfrentando tasas elevadas y mayores riesgos de incumplimiento.