Según relató Roberto García Simón, docente jubilado y figura reconocida en la comunidad educativa local, su esposa se encontraba esperando mientras realizaban el recambio de neumáticos cuando recibió un mensaje del operario informándole que los cuatro amortiguadores estaban “rotos” y que las pastillas de freno debían cambiarse de manera urgente. La propuesta se presentó como una oportunidad para aprovechar el desarme del vehículo y sumar los trabajos por una cifra cercana a los 600.000 pesos.
La pareja decidió no autorizar los arreglos. Al día siguiente, García Simón se dirigió al servicio técnico para pedir explicaciones y solicitar una certificación escrita de las supuestas fallas. Allí recordó que el automóvil había pasado la Verificación Técnica Vehicular apenas tres días antes y había sido considerado apto, sin registrar observaciones relacionadas con la suspensión o el sistema de frenos.
En su publicación, que estuvo acompañada por una imagen del local, el vecino describió que al solicitar formalmente la constancia, el personal del comercio “reculeó”, según su expresión, y respondió con excusas, balbuceos y explicaciones contradictorias. Con ironía, tituló su relato “De chantas y chantapufes en Necochea”, lo que multiplicó las reacciones de vecinos en redes.
García Simón no informó sobre la presentación de una denuncia formal, sino que su objetivo fue advertir públicamente sobre lo ocurrido para evitar que otras personas atraviesen una situación similar. El caso impulsó comentarios de usuarios que recomendaron solicitar siempre una segunda opinión ante diagnósticos inesperados o montos elevados en servicios automotores.
Hasta el momento, el comercio mencionado no emitió comunicados ni aclaraciones públicas sobre el episodio. El hecho volvió a poner en debate prácticas irregulares que pueden darse en servicios de reparación y la importancia de contrastar información con controles oficiales como la VTV.