Ésta imagen es de ayer, en esas condiciones nadamos la Riomar. Los "lobos de mar" diremos que estaba con la temperatura ideal, que estaba divertido, que había olones, que estaba "escarseado en contra extremo", que pagamos en la serie, entre otras cosas. Tenemos el conocimiento de lo que estamos enfrentando. De eso se trata ser nadador de aguas abiertas. Tener la confianza, experiencia y respeto para saber si podemos hacerlo o seguir adelante.
Fue una carrera desde cualquier punto de vista (nadadores, kayakistas, entendidos u opinólogos) muy difícil. La situación en altamar era peligrosa, gente asustada y perdida, pocos sabían dónde tenían que ir o cuánto faltaba, los kayakistas asistiendo de a varias personas, entre los nadadores también lo hacíamos.
La salida fue, para mi gusto, la mejor parte... pero pocos fuimos afortunados. Gente tragando agua y patas para arriba de este a oeste. Salían cuando no podían más o cuando la marejada los terminaban sacando, y corrían por la orilla hasta el arco a buscar la medalla. Como siempre al pisar tierra firme empezas a enterarte de la gente con hipotermia, descompuestos, hospitalizados, etc...
Todo termina de la peor manera, un nadador desaparecido y que continúa sin aparecer.
Seguramente lo más fácil es atacar a una persona para justificar lo que pasó, hacer leña del árbol, una gran hoguera y que todo arda para no poder ver. Todos nos sentimos profundamente tristes, pero ella tiene el efecto de hacernos reflexionar en nuestros rincones. Es difícil poder analizarlo tan pronto... pensar que le pudo haber pasado a cualquiera de los que estábamos ahí, hasta donde llega el límite de las cosas.
Espero que algo tan horrendo sirva de lección para tomar conciencia de lo que hacemos, respetar y sabernos humildes ante la naturaleza. No puedo evitar cerrar con lo trillado: Ella manda.