La intervención contra la violencia de género que se cantó en Necochea

Ayer 17 de febrero se realizó una “Acción Global” entre todas las redes y organizaciones feministas del país y el continente, atravesadas por las estadísticas de los femicidios y, profundizadas por el asesinato de Úrsula por parte de un policía bonaerense, tras haber realizado diversas denuncias. 

Ayelén Bódega es una de las militantes del movimiento social Frente Popular Darío Santillán-Corriente Plurinacional (FPDS-CN). En comunicación con NdeN explicó que la intervención nació de una propuesta entre las compañeras del barrio Campana que trabajan en el comedor del barrio, en esta organización social. 

“Las compañeras plantearon la posibilidad de cantar esta canción frente al Juzgado de Familia….en todo el país la movilización se hizo en Tribunales, en Necochea lo que más se adaptaba a tribunales era el Juzgado de Familia”, explicó respecto a lo que se puede ver en el video. Allí hubo todo un debate conceptual respecto a la canción que, una vez resuelto, desde la organización abrieron la invitación a otras organizaciones para que puedan ser parte de la intervención artística, que se puede ver aquí.

VENGANZA: una perspectiva política: 

Desde el FPDS, y desde el feminismo en general, se empezó a utilizar un término que escandaliza para quienes no logran hallar el complejo sentido de la lucha histórica y las redes de las mujeres y las entidades feminizadas, bajo un eterno contexto de violencia y desigualdad. 

“Empezamos a pensar en corrernos del lugar de sólo exigir justicia, porque empezamos a pensar qué clase de justicia tenemos”, comenzó explicando Ayelén a NdeN. “Si bien también luchamos por una reforma judicial feminista, pensamos...¿qué clase de justicia es la que tenemos” y se preguntó: “¿Qué es lo que pasa cuando las mujeres en situación de vulnerabilidad, recurren a las distintas instituciones en busca de ayuda en una situación de violencia? ¿Con qué se encuentran? ¿Con qué no encuentran? ¿Qué pasa cuando se llega a la justicia?” 

Allí fue que, en el debate, al calor de la lucha y la bronca, apareció el concepto de venganza. “No desde un plano tradicional en el sentido de la venganza del ojo por ojo, o como método de violencia -que son métodos que no nos pertenecen a nosotras- sino que empezamos a pensar que la venganza también es luchar, que la venganza también es organizarse, que la venganza es mostrarnos también cada vez más hartas”, describió esta militante territorial.  

La experiencia de pisar los barrios y acompañar

El FPDS-CN está organizado en nuestra ciudad desde hace unos 10 años, con comedores, apoyo escolar, cooperativas y distintas actividades autogestionadas junto a vecinas y vecinos de barrios precarios de Necochea y Quequén. Además forman parte de un movimiento nacional, con el cual tejen perspectivas y articulan con otros movimientos y colectivos. Desde este sector de la izquierda no tradicional toman la lucha feminista desde el momento en que nadie se atrevía a hablar de aborto. En su tarea diaria en los barrios, acompañar a una mujer por violencia de género es cotidiano.

“Poder empezar a correr ese límite en el que estamos paradas desde hace bastante tiempo... si bien hacemos un esfuerzo tremendo por poder modificar la situación actual de violencia de género, la realidad que se ve con los números”, continúa explicando Ayelén con pedagogía y paciencia. Esos números y esas experiencias les muestran que todavía queda un largo camino hacia adelante.
 
“Entonces necesitamos corrernos del lugar de pedir justicia y empezar a levantar los nombres de esta compañeras asesinadas en manos de varones violentos… y exigirle y mostrarle al Gobierno y al Poder Judicial que nosotras estamos cansadas, que estamos hartas y no es solo discurso… venimos acompañando situaciones de mujeres en situación de violencia, desde el primer momento hasta el después… cuando hablamos sabemos de lo que hablamos y sabemos por qué decimos lo que decimos”. Y se refiere a que “sabemos que las mujeres se encuentran con baches a la hora de recurrir a las instituciones y toda la desprotección que sienten durante el proceso”.

¿Y quién ayuda a múltiplicidad de casos de violencia que ocurren en los barrios? “Somos las organizaciones sociales muchas veces la que acompañamos todos esos procesos y queremos poder decir que la situación no da para más, que la situación de violencia crece cada vez más porque la crisis económica es muy grande, porque la pandemia nos ha obligado a compartir más tiempo dentro de las casa”, sigue describiendo Ayelén tras la profunda experiencia que da la calle, el barrio y la militancia. 

Las herramientas de prevención y contención

Otra de las aristas del problema es el de qué hacer. Desde el FPDS-CN se reconoce que “muchas veces no contamos con las herramientas necesarias para poder aportar en estas situaciones” y que por eso entienden que es el Estado el que tiene que estar  y “hacerse cargo de la situación de emergencia en la que nos encontramos... entonces que los ministerios funcionen de la manera que tienen que funcionar, que si las Direcciones no cuentan con recursos suficiente, entonces que se pueda plantear… pero la situación es de emergencia absoluta”, alertó.   

El riesgo

Para finalizar y cerrar el concepto, Ayelén agregó: “nosotras pensamos que el término venganza corre el límite y nos arriesgamos a usarlo porque somos parte de una organización que se arriesga, porque somos una organización piquetera, porque somos las compañeras que estamos en los comedores, porque somos las compañeras que nos cuidamos entre nosotras, que nos tenemos entre nosotras”. 

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