

Aquel día Fernando Beretta conducía un Volkswagen Voyage en dirección a la villa balnearia con el que embistió una motocicleta ocupada por Rivero y un niño, que en la mano contraria aguardaba que el semáforo los habilitara para continuar su marcha por 59.
Jhonatan D’ Anunzzio, hijo de la víctima, señaló que “lo nuestro no fue un accidente automovilístico más, sino un atropello a la vida, perpetrado por un asesino y alcohólico al volante, que, gracias a Dios, por fin la justicia argentina, estuvo del lado de las víctimas, y gracias a ello, hoy en día Fernando Beretta, sigue cumpliendo condena en el penal de Batan como tiene que ser”.
Ana María Rivero falleció en el hospital Ferreyra días después de haber sido internada tras las lesiones que recibió cuando fue atropellada por Beretta, en la esquina de Diagonal y Rotonda.
Fernando Beretta, de 65 años, fue condenado a cinco años de prisión, y está cumpliendo la pena en la cárcel de Batán.