

La motocicleta estaba estacionada en la esquina de la Municipalidad, con su conductor ocupado realizando labores de control como parte de la llegada y bienvenida a los participantes locales de los Juegos Bonaerenses. En un descuido que resultaría costoso, el casco descansaba en el manubrio y las llaves seguían puestas.
Cuando el agente de Tránsito se disponía a retomar su herramienta de trabajo, se encontró con la desagradable sorpresa de que la moto había desaparecido de su lugar. Con una mezcla de incredulidad y preocupación, comenzó una frenética búsqueda del vehículo sustraído, la cual se llevó a cabo con la colaboración de las fuerzas policiales locales.
Este insólito incidente se suma a otros recientes robos de vehículos en la ciudad incluyendo los que son utilizados para la prevención del delito.