

Imágenes en un yate en las aguas de Marbella se dieron a conocer hace instantes donde se afirma que el funcionario alquiló, junto a una modelo, una embarcación a cifras millonarias. Entre los paparazzis, los chimentos y las fotos del lujoso yate surgen los interrogantes sobre el origen del dinero que utilizó Insaurralde para hacer semejante gasto.
Poco oportuna la noticia que vuelve a poner al gobierno en el ojo de la tormenta. “Bandido” es el nombre del barco en el que estaba pasando sus vacaciones. Sin palabras.
Más allá de los detalles de la vida personal de este político, lo que nace es la bronca y la indignación. El contraste de desigualdad es total: de un lado una provincia tratando de ponerse en pie, con una inflación infernal y un montón de laburantes tratando de encontrar la salida a esta crisis y de llenar la olla todos los días. Por el otro: el lujo, el dinero y el despilfarro.
“El lujo es vulgaridad”, dijo el Indio y con eso alcanza para decir todo.