

El informe, centrado en el Índice de Desperdicio de Alimentos, destaca que en el año 2022 se desperdiciaron colosalmente 1.050 millones de toneladas de comida. Aún más alarmante es el hecho de que los hogares son responsables del 60% de estos desperdicios, seguidos de proveedores de servicios alimentarios y el sector minorista.
Este nivel de desperdicio no solo representa una grave pérdida económica y de recursos, sino que también tiene un impacto ambiental significativo. Según el informe de la ONU, el desperdicio de alimentos contribuye entre un 8% y un 10% a las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, lo que agrava el problema del cambio climático.
La magnitud del desperdicio de alimentos resalta la urgencia de abordar este problema de manera integral y urgente. Los hogares, como principales generadores de desperdicio, deben ser conscientes de su papel en esta problemática y adoptar medidas para reducir el derroche alimentario.
La ONU insta a los países a utilizar el Índice de Desperdicio de Alimentos como una herramienta para cuantificar el desperdicio de alimentos de manera coherente y desarrollar bases de referencia sólidas. Además, se enfatiza la importancia de seguir de cerca los progresos realizados en la reducción del desperdicio de alimentos.
El informe completo de la ONU proporciona una visión detallada de la magnitud del desperdicio de alimentos en todo el mundo y destaca la necesidad de una colaboración global para abordar este desafío. ¿Cuántos alimentos más se desperdiciarán antes de que se tomen medidas significativas para combatir este problema? La respuesta a esta pregunta puede ser crucial para el futuro de la seguridad alimentaria y la sostenibilidad ambiental a nivel mundial.