

Los datos recabados coinciden con las filmaciones previas realizadas por la Prefectura Naval Argentina, que revelaron un casco totalmente destrozado y enterrado hasta la cubierta. Entre los restos visibles se encuentran escotillas, tanques de aire comprimido, agujeros ovales en el casco exterior, bitas de amarre, parte de la torreta y el periscopio de ataque.
Los datos obtenidos mediante sonar de barrido lateral e imágenes de ROV serán minuciosamente analizados por expertos para obtener más precisiones sobre las piezas registradas y el contexto general del sitio del naufragio. El lugar está siendo investigado como escena de un crimen, con la hipótesis de que la unidad naval fue detonada con explosivos.
Esta exitosa operación fue posible gracias a la colaboración continua del Ministerio de Seguridad de la Nación, liderado por la Dra. Patricia Bullrich, y del Prefecto Nacional Naval, Guillermo Giménez Pérez, junto con el Prefecto Principal Fernando Rodríguez, titular de la fuerza en Quequén.
La expedición del Eslabón Perdido, encabezada por el periodista e historiador Abel Basti, fue realizada con el apoyo financiero de la Fundación Reitich, cuyo fundador, Jaime Philippe Reitich Baron, busca desvelar la verdad histórica nunca antes revelada.
"¡Justicia, justicia perseguirás!", declaran