

La exploración, llevada a cabo a 28 metros de profundidad con vehículos sumergibles operados a distancia, ha confirmado la presencia de elementos distintivos de un submarino alemán, incluyendo la escotilla, la torreta y el periscopio. Sin embargo, lo más impactante es el descubrimiento de escombros esparcidos en la zona del naufragio, aparentemente depositados allí con la intención de confundir a los investigadores.
Abel Basti, referente de Eslabón Perdido, ha señalado que además de los escombros, se encontraron evidencias de una explosión controlada que habría sido utilizada para hundir deliberadamente el submarino. Esta teoría plantea la pregunta crucial: ¿quién ordenó este acto y con qué propósito?
Periscopio y torreta del submarino hundido cerca de Necochea registrado por sonar de barrido lateral durante la operación Eslabón Perdido
Los detalles obtenidos durante la expedición, incluyendo imágenes de sonar y vehículos submarinos de manejo remoto, serán sometidos a un riguroso análisis por parte de expertos en historia naval y arqueología submarina. Se espera que este estudio revele nuevos datos sobre la identidad del submarino y las circunstancias que rodearon su hundimiento.
Este descubrimiento no solo representa un avance significativo en la comprensión de la historia naval de la Segunda Guerra Mundial, sino que también plantea interrogantes importantes sobre la responsabilidad y motivación detrás de la ocultación de este naufragio.
Con el apoyo de la Fundación Reitich, que financia el proyecto de investigación, se espera que se puedan obtener respuestas más claras sobre este enigma que ha perdurado durante décadas.
Basti en una expedición en el mar