

El informe del CELAG, dirigido por Alfredo Serrano Mancilla, cuestiona la percepción de Argentina como un país predominantemente de clase media y subraya una situación mucho más crítica. Según el CELAG, "tres cuartas partes de la sociedad argentina ‘malviven’". Esta afirmación destaca la desconexión entre la percepción común del país y la dura realidad que enfrenta gran parte de su población.
El CELAG argumenta que la cifra del 55% proporcionada por el UCA subestima la verdadera extensión de la pobreza al enfocarse únicamente en el ingreso promedio. El informe resalta que este indicador es poco representativo debido a la desigual distribución de los ingresos. Según el análisis, la mediana del ingreso es una métrica más precisa. El 50% de los hogares argentinos tienen un ingreso mensual per cápita inferior a 198.000 pesos, clasificándolos como pobres.
Sin embargo, el CELAG sostiene que la pobreza real no se limita a estos hogares. En su análisis, la pobreza se extiende a un porcentaje adicional de la población que se encuentra justo por encima del umbral de pobreza, a quienes se les denomina "casi pobres". Este grupo representa el 18,3% de los hogares, con ingresos entre 1 y 1,5 veces la Canasta Básica Total (CBT). Al sumar estos hogares al porcentaje de pobres, el CELAG concluye que el verdadero nivel de pobreza en Argentina es del 73,3%.
Serrano Mancilla señala que la persistente situación de "Mal Vivir" durante los primeros ocho meses del gobierno de Javier Milei ha exacerbado la crisis, subrayando que la clase media en Argentina es mínima y la pobreza sigue siendo predominante.
El informe del CELAG también se alinea con las preocupaciones expresadas por la campaña de UNICEF Argentina, titulada “El hambre no tiene final feliz”. Esta campaña denuncia una grave crisis alimentaria y de derechos que afecta a los niños y niñas en el país. Según UNICEF, un millón de menores se van a la cama sin cenar, y 1,5 millones se saltean alguna comida durante el día debido a la falta de recursos. Además, la campaña destaca problemas adicionales como la falta de acceso a la educación, trabajo infantil, hacinamiento, y viviendas sin baño ni agua segura. El estudio de UNICEF revela que 7 de cada 10 niños sufren carencias económicas o en el acceso a derechos fundamentales.
Es urgente la necesidad de revisar y ajustar las políticas públicas para abordar la verdadera magnitud de la pobreza en Argentina. La discrepancia entre las estadísticas oficiales y la realidad de las condiciones de vida de muchos argentinos pone de relieve la importancia de una evaluación más precisa y una respuesta adecuada a la crisis social y económica.