

San camina todos los espacios, desde una cárcel a un festival de street art Europeo. Se lo ve apasionado por lo que hace y su lema es lo colectivo: hacer con los otros, recuperar el encuentro en tiempos de virtualidad.
"Estoy dando talleres y durante mucho tiempo buscaba experiencias que puedan unir a las personas a través del hacer, en una época donde estamos cada vez más desconectados entre nosotros y nuestro deseo, nuestros sueños. Está todo tan mediatizado por las redes, por el celular, que son lugares comunes pero nos atraviesan a los seres humanos y nos alejan el corazón de las cosas. Mi trabajo en la universidad pública (UBA) tiene que ver con eso: con el taller, con el diseño a través de lo analógico, de los lenguajes gráficos vinculados al arte urbano. La pegatina es la técnica que más me gusta para hacer mi obra. Son diseños que realizo en carteles con tipos móviles de madera, donde formo un gran collage, luego intervenimos con aerosol", sintetiza.
A fin de mes vendrá a nuestra ciudad a hacer el séptimo mural de la obra que recuerda a Diego Maradona, fallecido hace cuatro años, convertido en mito. "Todo en el marco de un taller de arte urbano, una experiencia de arte cultural vinculada al ícono que más nos identifica", explica.
"Estuve en Necochea en varias oportunidades, hay muy buena onda con pibes del diseño gráfico. Me invitaron a hacer un taller de arte urbano, la gente de ciudad frutal que son unos genios y están en la convocatoria. Mario Bottas es un amigo maradoneano del bien que siempre se mostró respetuoso. Uno se da cuenta cuando la gente hace las cosas por amor", cuenta el artista, y agrega: "Vengo haciendo murales de Maradona desde siempre. Cuando muere Diego, varios de esos murales que había hecho, me mandaron fotos de todos los lugares del mundo. Con velas, con la gente llorando, rezando, agradeciendo".
Así define a los murales que se hicieron altares a partir de la muerte de Diego. Desde Dinamarca hasta Italia, de Marruecos hasta Salta. "Muraltares que se diseñan experiencia en torno a agradecer, entre místico y divertido, una experiencia lúdica con la familia, donde nos cuesta conectar. Un mural colectivo es una gran experiencia, más allá de si te gusta o no Diego", indica.
"Trabajo el Street Art, el primer mural de Diego lo hice en Viedma cuando estaba en la secundaria, por supuesto que me sancionaron porque estaba dentro del aula. Ahí me di cuenta que me gustaba, que era algo disruptivo", cuenta SanSpiga.
"Lo más conocido son los murales en Nápoli, en 2016 me mandé de una a Italia sin conocer a nadie, pegué onda con la gente de allá. Al toque lo levantaron los medios, fue a 30 años del mundial 1986. Pensaba que tenía que decorar la ciudad con Diego, estuve una semana y luego volví porque tejí un vínculo muy lindo con artistas locales. Tengo la suerte de que me llamen de distintas partes del mundo para hacer este tributo. Este es el séptimo muraltar que vamos a hacer. Van a hacer dos días de laburo, el 25 y el 26, en el marco del taller de arte urbano donde comparto la herramienta, te llevas toda la data para hacer un mural", invita.
Solidaridad
Los días que visita a Necochea serán los previos del juicio a Pierina Nochetti, acusada por el municipio de daño agravado por pintar un mural en el anfiteatro. "No conocía el caso de Pierina, el arte urbano es para mí el mejor ejemplo de que todavía es un arte de resistencia, una herramienta para combatir injusticias que siguen impunes, que queremos modificar como la discriminación, la injusticia, la desigualdad, la avaricia, el individualismo. El arte urbano opera sobre todo eso".
Por último, retoma la idea de su obra: "Los murales maradoneanos son una excusa para encontrarse, lo hacemos entre todos. Tiene que ver con mirarse a la cara. Intenta ser un humilde aporte a ser un mundo mejor".