

La selección argentina, que llegaba con una gran expectativa después de ganar la Copa América 2021, vivió un Mundial lleno de emociones intensas. Tras un inicio inesperado con derrota ante Arabia Saudita, el equipo de Scaloni fue ganando fuerza y cohesión. La victoria ante México (2-0) y luego frente a Polonia (2-0) en fase de grupos mostró la capacidad del equipo para responder bajo presión.
En octavos de final, Argentina superó a Australia (2-1), en cuartos de final batió a Países Bajos (2-2 y triunfo en los penales), y en semifinales dejó en el camino a una Croacia que venía de eliminar a Brasil (3-0). Cada uno de estos partidos sirvió para confirmar que la Argentina de Scaloni tenía todo lo necesario para soñar con la gloria.
La cita con Francia: la gran final
La gran final contra Francia no solo era un choque de titanes, sino también la revancha contra los campeones defensores. Francia, que contaba con un equipo repleto de figuras como Kylian Mbappé, Antoine Griezmann y Hugo Lloris, llegaba con una forma irregular, pero con la capacidad de deslumbrar a cualquiera en cualquier momento.
Argentina, sin embargo, estaba preparada para el desafío. Con Emiliano Martínez en el arco, Nahuel Molina, Cristian Romero, Nicolás Otamendi y Nicolás Tagliafico en defensa, un mediocampo de lujo con Rodrigo De Paul, Enzo Fernández, Alexis Mac Allister, y el genio de Lionel Messi, acompañados en el ataque por Ángel Di María y el joven Julián Álvarez, el equipo argentino se mostró sólido, competitivo y lleno de hambre de gloria.
Un primer tiempo brillante
La primera parte del encuentro fue prácticamente perfecta para la Argentina. A los 23 minutos, Di María, tras una gran jugada personal, generó un penal que Messi ejecutó con su habitual maestría para poner a la Argentina 1-0 arriba. No fue todo, a los 36 minutos, una combinación exquisita entre Messi, Mac Allister y Álvarez terminó con un gol de Di María, que estiró la ventaja a 2-0. Francia no encontraba respuestas, y el dominio de la Argentina parecía total.
El golpe de Francia: el empate dramático
Sin embargo, a 12 minutos del final del tiempo reglamentario, Francia reaccionó con la misma rapidez que había mostrado en toda la Copa del Mundo. Un penal cometido por Otamendi a Kolo Muani fue convertido por Mbappé, que al minuto siguiente, aprovechando una jugada colectiva, empató el partido con un golazo de volea. Argentina, que había dominado la final por completo, veía cómo se les escapaba el título de las manos.
El tiempo extra: más sufrimiento y más gloria
El tiempo extra fue aún más intenso. A los 107 minutos, Lionel Messi convirtió el 3-2 tras un rebote de Hugo Lloris, y parecía que Argentina finalmente tenía el control del juego. Pero a los 115 minutos, Mbappé, imparable, anotó su tercer gol de penal tras una mano de Montiel en el área. De nuevo, la final se iba a los penales.
La atajada del Dibu: una salvación histórica
Y como si la final necesitara más emoción, llegó la jugada más recordada del partido: Kolo Muani quedó mano a mano con Emiliano Martínez en los últimos segundos del tiempo extra, y el arquero argentino tapó un remate imposible con su pierna izquierda, evitando lo que podría haber sido el gol de la victoria para Francia. Ese momento, en el cual el Dibu Martínez se convirtió en héroe, es ya uno de los más grandes de la historia de las Copas del Mundo.
Los penales: el desahogo final
Ya en la tanda de penales, Argentina mostró su temple. Mbappé marcó su tercer gol, pero Messi empató con una definición sutil. Dibu Martínez luego atajó el penal a Kingsley Coman, y Paulo Dybala puso a la Argentina 2-1. Tras el error de Tchouaméni, Leandro Paredes marcó el tercero, y el gol de Kolo Muani puso el marcador 3-2. Finalmente, Gonzalo Montiel, con una definición perfecta, selló la victoria para Argentina, convirtiendo el penal decisivo y dando a la selección nacional su tercera Copa del Mundo.
La emoción de un país: el festejo inolvidable
La celebración fue masiva e incontrolable. En Buenos Aires, Rosario, Córdoba, Mar del Plata y hasta en Necochea, donde cada rincón del país se llenó de miles de argentinos festejando con pasión. La espera de 36 años, desde aquel título mundial de 1986, se terminó con un día de euforia colectiva. La camiseta celeste y blanca flotó en las plazas, los barrios, y hasta en las playas. Messi levantaba la Copa del Mundo con una sonrisa que valió más que mil palabras. Después de tanto sufrimiento, la Argentina del fútbol se coronaba con el tercer título mundial de su historia.
El equipo de Scaloni: una generación dorada
La victoria fue fruto del trabajo colectivo. Desde el esfuerzo de Dibu Martínez en el arco, hasta las actuaciones de Rodrigo De Paul, Enzo Fernández, Julián Álvarez y, por supuesto, de Lionel Messi, quien no solo fue el líder de la selección sino también el gran protagonista del torneo. A su lado, jugadores como Ángel Di María, Alexis Mac Allister y Cristian Romero demostraron por qué Argentina fue el equipo más completo y sólido de la Copa.
A dos años de aquella final inolvidable, el fútbol argentino sigue viviendo su propia gloria. Aquella victoria frente a Francia en la final de Qatar 2022 sigue siendo el tema recurrente en las conversaciones futboleras, en las peñas, en las calles de todo el país. Argentina, el campeón del mundo, celebró como nunca antes, y el legado de esta generación dorada, liderada por Lionel Messi, quedará grabado para siempre en la historia del fútbol.