

Nacido el 14 de septiembre de 1955 en Chicago, Prevost ingresó a la Orden de San Agustín en 1977 y fue ordenado sacerdote en 1982. Su formación académica incluye una licenciatura en Ciencias Matemáticas por la Universidad de Villanova, una maestría en Divinidad por la Catholic Theological Union de Chicago y un doctorado en Derecho Canónico por la Pontificia Universidad de Santo Tomás de Aquino, en Roma.
Su conexión con América Latina, y en particular con Perú, es profunda. Enviado como misionero en 1985, trabajó durante años en Trujillo, dirigió el seminario agustiniano y más tarde fue nombrado obispo de Chiclayo. En 2015 obtuvo la ciudadanía peruana, país al que definió como “su hogar del alma”.
En enero de 2023, el Papa Francisco lo nombró prefecto del Dicasterio para los Obispos, una de las responsabilidades más influyentes en la estructura del Vaticano, al encargarse de la selección de obispos a nivel mundial. En septiembre del mismo año, Francisco lo creó cardenal, consolidando su protagonismo dentro de la Curia.
La elección de León XIV se resolvió en solo cinco votaciones del cónclave, lo que refleja un amplio consenso entre los cardenales. Su elección también representa una continuidad con la línea de Francisco, no sólo por su sensibilidad latinoamericana, sino por su enfoque pastoral, sencillo y abierto a los márgenes de la Iglesia.
En su primer discurso como Papa, pronunciado en italiano desde el balcón de la Basílica de San Pedro, dedicó una mención especial a “su querido Perú”, resaltando su afecto por el pueblo peruano y su experiencia pastoral en la región. Su mensaje central fue un llamado a una paz desarmada, “una paz para todos, sin exclusiones, que brote del Evangelio y no de las armas”.
El nombre elegido también guarda una carga simbólica: León XIII, uno de los papas más influyentes del siglo XIX, dejó un legado duradero con su encíclica Rerum Novarum, en defensa de los derechos de los trabajadores y de una Iglesia comprometida con la justicia social. León XIV parece retomar esa línea, reafirmando su compromiso con una Iglesia abierta, cercana al pueblo, y atenta a los signos de los tiempos.
Con su elección, León XIV marca un nuevo rumbo para la Iglesia, con una visión que combina tradición y renovación, con fuerte impronta latinoamericana, compromiso social y búsqueda de paz en un mundo atravesado por conflictos. Todo esto, sin dejar de tender puentes con el legado de Francisco y el espíritu pastoral que caracterizó su pontificado.