jueves 22 de mayo de 2025 - Edición Nº3154

Política | 19 may 2025

"nadie lee nada"

La precarización del periodismo al desnudo: el caso de Leticia Martín en Perfil

Al revelar que trabajó durante seis meses por un honorario irrisorio y sin cobrar, la periodista Leticia Martín, a través de la impactante frase "Cincuenta mil pesos de honorarios por mes con seis meses de demora", puso en evidencia una problemática nacional de precarización laboral en el periodismo que, aunque con sus particularidades, también resuena en las experiencias de muchos trabajadores de prensa de Necochea.


La valiente y desgarradora columna de Leticia Martín, titulada "Nadie lee nada" y publicada en el influyente diario Perfil, ha resonado con una fuerza inusitada en el ámbito periodístico argentino, desnudando una cruda realidad que, lamentablemente, tampoco es ajena a la situación que enfrentan muchos trabajadores de prensa en nuestra propia Necochea. Su testimonio sobre meses de arduo trabajo sin la justa retribución económica – ejemplificado en la indignante frase "cincuenta mil pesos de honorarios por mes con seis meses de demora" – se ha convertido en un símbolo de la profunda precarización que carcome los cimientos de la profesión.

La denuncia de Martín no es un hecho aislado. A lo largo y ancho del país, la falta de reconocimiento económico y la inestabilidad laboral son una constante para muchos periodistas. En Necochea, esta problemática se manifiesta de manera particular, donde incluso grandes medios locales incurren en prácticas cuestionables, evitando la contratación formal de sus trabajadores y, en cambio, exigiéndoles inscribirse como monotributistas. Esta maniobra, que permite a las empresas ahorrarse significativas cargas sociales, se traduce en salarios irrisorios que apenas alcanzan para cubrir las necesidades básicas, dejando a profesionales comprometidos en una situación de vulnerabilidad extrema.

La lógica perversa que señala Leticia Martín, donde el valor del trabajo periodístico parece medirse por su potencial viral en redes sociales en lugar de por la dedicación, el profesionalismo y la calidad informativa, también encuentra un preocupante eco en nuestra comunidad. Se priorizan los "clics" y la inmediatez, a menudo a expensas de las condiciones laborales dignas para quienes generan ese contenido. Ante esta realidad, desde NDEN preguntamos: ¿Ensobrados quiénes? Seguramente el foco de la crítica no debería estar en los periodistas de Necochea que luchan por su subsistencia, sino en aquellos empresarios de medios que se benefician de la precariedad.

El dato alarmante del Sindicato de Prensa de Buenos Aires (SiPreBA), que revela que el 71% de los trabajadores de prensa estaban precarizados en 2023, subraya que esta no es una excepción, sino una tendencia nacional arraigada. En Necochea, donde las oportunidades laborales en el sector suelen ser limitadas, muchos profesionales se ven obligados a aceptar estas condiciones injustas para poder ejercer su vocación y mantener viva la llama del periodismo local.

La valentía de Leticia Martín al alzar su voz desde un medio de alcance nacional como Perfil es un llamado urgente a la reflexión y a la acción. Su testimonio, junto con la realidad que viven los periodistas en Necochea y en tantas otras ciudades del país, debe ser el catalizador para un debate profundo sobre la necesidad de dignificar la profesión, garantizando salarios justos, condiciones laborales estables y el reconocimiento del invaluable rol que cumplen los trabajadores de prensa en la construcción de una sociedad informada y democrática.

 

COLUMNA COMPLETA

 

"Se viralizó. ¡Conseguiste tu objetivo!”. Vivimos en una sociedad de logros medidos a partir de un término médico. Lo que identifica al éxito es la capacidad de contagio: que algo se difunda con gran rapidez en las redes.

Estaba a punto de escribir sobre esa desafortunada coincidencia entre el verbo adosado al éxito actual con el verbo que usamos para dar cuenta de una enfermedad cuando, de pronto, me asaltó una idea material y primigenia. ¿Por qué hago esto? ¿Se hará viral escribirlo?

Ya hace más de un año que escribo esta columna semanal para PERFIL; un trabajo que implica compromiso, un deadline, tener palabra y encontrar una forma. Que también creí implicaba cierta trayectoria. Pero hace seis meses que no recibo el pago por mis servicios. Ni el pago ni un aumento, como si los servicios o el costo de vida no hubieran aumentado.

Valoro el espacio, el que me hayan abierto las puertas en un lugar prestigioso, la voz de alguien formado como el propietario de este grupo editorial, un profesional al que escucho como si no fuera el último responsable de la discriminación de la que soy parte. ¿O quizá no es por ser mujer que no me pagan? Ni idea. De eso no sé aunque me duele y con eso me pelee. A eso me respondo: “No te hagas la víctima, Leticia, y ponete a escribir”. Sin embargo, cada jueves recuerdo a Fogwill levantando el teléfono para exigir su honorario antes de enviar la columna semanal para al fin cobrar.

No soy Fogwill y tal vez no exista –como se empeñó en señalarme sin que le tiemble la voz Gustavo Wald, el funcionario que el albertismo bancó hasta el último segundo–. Lo asumo, entonces. Si quieren, no soy, no sé, no existo. Pero acá estoy, y si escribo columnas que tal vez no me paguen, las escribo como si a alguien le importara leerlas, como si fueran un trabajo y recibiera a tiempo la remuneración por ser eficiente y responder, como si no me hicieran sentir que les da igual, que cualquiera estaría dispuesto a reemplazarme mañana mismo.

Pero hoy estoy demasiado triste y no tengo ganas de ir a votar mañana, ni ganas de conservar este trabajo, y quiero contar que hace siete meses que hago esta estupidez y que mañana por fin no voy a poner el despertador a las seis am para escribir los 2500 caracteres sin espacios de esta columna que ya escribí y que sigo honrando solo porque otros que me precedieron la han escrito, solo porque de esos otros algo he aprendido, y no me quiero rendir.

Cincuenta mil pesos de honorarios por mes con seis meses de demora. Cincuenta mil."

 

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