

Veterinaria de profesión y con apenas 29 años, Adriana desapareció cuando faltaban solo 37 días para casarse con Fernando Iparraguirre, también veterinario. Aquella tarde salió de su casa en un Dodge Polara, rumbo al domicilio de sus futuros suegros. Nunca llegó. El vehículo fue hallado abandonado en el Parque Miguel Lillo, con las puertas abiertas. Desde entonces, no hubo pistas firmes, ni responsables señalados por la Justicia.
El dolor de su ausencia impactó de lleno en la familia Celihueta. En 2015, su padre, Carlos, decidió quitarse la vida tras décadas de angustia e incertidumbre. Mimí, en cambio, siguió adelante, acompañada por su otra hija, Silvia, nietos y bisnieta, pero siempre con la herida abierta.
Sus restos serán trasladados este martes al cementerio Parque Las Acacias. La despedida de Mimí vuelve a poner sobre la mesa una verdad incómoda: la deuda que la Justicia aún mantiene con Adriana y con toda una comunidad que nunca olvidó su historia.
En 2021, un grupo de mujeres pintó un mural en su homenaje, en calle 63 entre 58 y 60, con el objetivo de mantener viva su memoria y exigir verdad. A casi cuatro décadas de su desaparición, el caso sigue impune, sin consuelo ni respuestas.
Necochea despide hoy a una mujer que encarnó la esperanza en medio del dolor. Y con ella, se renueva un reclamo que trasciende generaciones: ¿Dónde está Adriana Celihueta?