

"Realmente, ayer cuando llegamos a la institución, alrededor del mediodía, nos encontramos con todos estos hechos horribles. Imaginate las familias de los alumnos, del personal docente, no docente, de todos los que formamos parte de nuestro equipo, como somos una hermosa comunidad", relató Sol, la directora del Jardín 921, al teléfono con NDEN. Las imágenes que encontró ese día en la huerta fueron impactantes: bancales volteados, plantines arrancados y algunos elementos que formaban parte de la huerta desaparecidos.
"Lo que sembraron con amor lo destruyeron con maldad", comentó con tristeza la directora, mostrando el dolor de toda la comunidad educativa que vio como meses de trabajo se desmoronaban en cuestión de horas. Los chicos de nivel inicial, que con entusiasmo habían cuidado la huerta, fueron los más afectados emocionalmente. "Un niño me miró y me dijo ‘¿por qué hacen esto? Qué gente mala’. Esa fue la expresión que nos dejó congeladas", relató Sol, haciendo hincapié en la impotencia que causó el hecho en los niños.
A pesar del impacto y la rabia por lo sucedido, Sol dejó claro que este vandalismo no detendrá el esfuerzo y compromiso de la comunidad educativa. "Nosotros vamos a reconstruirla. Entre todos, vamos a poner la huerta de pie nuevamente. No nos van a parar", afirmó con firmeza. La huerta, que también servía como fuente de insumo para el comedor escolar, era un espacio pedagógico vital para el aprendizaje activo de los alumnos. "Ya habíamos cocinado con los zapallos que cosechamos. Nos habíamos entusiasmado, y ahora todo eso se ha ido", lamentó Sol, quien destacó que la huerta no solo era un proyecto de cultivo, sino una valiosa experiencia de aprendizaje.
El proyecto de la huerta había sido un esfuerzo colectivo que involucraba a los alumnos, los docentes y las familias. Además de enseñarles sobre el ciclo de las plantas, también fomentaba el respeto y el trabajo en equipo. "Es una pena ver cómo este trabajo tan inocente y positivo puede generar este tipo de desprecio", reflexionó la directora. Sin embargo, la comunidad no se deja vencer. "Seguiremos construyendo entre todos, con el mismo compromiso de siempre", concluyó.
El ataque a la huerta dejó una huella profunda en los miembros de la comunidad educativa, pero también reavivó el deseo de seguir adelante, de no rendirse ante el vandalismo y de reconstruir, juntos, lo que tanto esfuerzo costó levantar.