

Según relatan las crónicas, aquel martes fue un día soleado en San Miguel de Tucumán. A las dos de la tarde, los diputados comenzaron a sesionar en la casa de Francisca Bazán de Laguna, actual Casa Histórica de Tucumán. Fue allí donde el diputado jujeño Sánchez de Bustamante propuso deliberar sobre la independencia. El secretario del Congreso, Juan José Paso, planteó entonces la pregunta que definiría la historia del país:
“¿Quieren que las Provincias de la Unión sean una nación libre e independiente del Rey Fernando VII, sus sucesores y metrópoli?”
La respuesta fue unánime. Ese mismo día, 29 diputados firmaron el Acta de la Independencia, documento que marcó el quiebre formal con la monarquía española. Días después, el 19 de julio, se agregó una cláusula que ampliaba la emancipación de “toda otra dominación extranjera”, frente a rumores de intentos de entregar el territorio a potencias europeas como Portugal o Inglaterra.
La declaración de independencia fue la culminación de un proceso iniciado en la Revolución de Mayo de 1810, cuando comenzó a debatirse cómo y cuándo cortar lazos con la corona. La falta de acuerdo entre los miembros de la Junta Grande postergó la decisión durante años, hasta que en 1816, con un contexto regional convulsionado y el avance de los realistas en América, el Supremo Director Ignacio Álvarez Thomas convocó al Congreso General Constituyente.
Durante los debates, surgieron diferencias ideológicas. Mientras Mariano Moreno y sus seguidores proponían una revolución profunda con reformas políticas y económicas, Cornelio Saavedra impulsaba un modelo más gradual. La forma de gobierno también generó discusiones: muchos diputados consideraban una monarquía constitucional, similar al modelo europeo, mientras que la república aún era una idea incipiente.
El acta fue acompañada por una proclama que buscaba moderación frente a las potencias extranjeras:
“Fin de la Revolución, principio del Orden.”
A diferencia de otras fechas del calendario nacional, el Día de la Independencia no se traslada. Se trata de un feriado inamovible, establecido por su profundo significado histórico y simbólico. Este año cae en miércoles, lo que genera un feriado aislado, sin fines de semana largos.
Tras el 9 de julio, el cronograma oficial prevé los siguientes feriados: