

Durante años documentó con su cámara lo que muchos preferían no ver: los basurales a cielo abierto, la contaminación del río Quequén, la tala indiscriminada de árboles en el parque Miguel Lillo, los efectos del uso de agroquímicos y los efluentes cloacales vertidos en el mar. Lo hizo desde el dolor, pero también desde el amor por Necochea, desde una esperanza terca e inclaudicable.
Fabián no solo retrataba. Fabián denunciaba. Y también acompañaba, sin ego ni protagonismo, cada lucha colectiva por una vida mejor. Fue un compañero valiente, sensible y coherente con sus ideales. Su legado está en cada muestra fotográfica que realizó, en cada nota periodística que impulsó, en cada rincón natural que ayudó a proteger.
Hacía tiempo que, por cuestiones de salud, se había alejado de las actividades públicas. Sin embargo, su mirada crítica y su sensibilidad social nunca dejaron de estar presentes entre quienes siguen resistiendo el avance del olvido, la indiferencia y el saqueo ambiental.
Sus hermanos Mario y Nora, sus sobrinos, familiares y amistades lo despiden con inmenso cariño. También lo hacen quienes vieron en él un ejemplo de dignidad, un activista genuino, un testigo incómodo para los poderes de turno.
Será velado este domingo 13 de julio de 9 a 12 hs en la sala de calle 69 N°2547. Sus restos serán inhumados en el cementerio tradicional de Necochea (calle 75 N°3714).
📸 Hasta siempre, Fabián. Honraremos tu compromiso.