

Steffen proporcionó estadísticas contundentes que ponen de manifiesto la profundidad de la crisis: en julio se registraron 55 despidos, una cifra que duplica la del mes anterior y que incluye la situación de los serenos de buques. La delegada indicó que el impacto más fuerte se sintió en el rubro gastronómico y hotelero, donde las "estadísticas han sido durísimas". Un claro ejemplo es la situación de los hoteles que no han abierto sus puertas, una tendencia que agrava el panorama.
El aumento de la preocupación es evidente en las oficinas de la delegación, donde se ha notado un "aumento de consultas muy grandes". Steffen relató que, durante las vacaciones de invierno, muchos trabajadores se acercaron a informar que varios comercios y locales gastronómicos directamente iban a cerrar. En este contexto, la delegada concluyó con un mensaje de alerta: "Trabajamos para sostener las fuentes de trabajo pero si no hay consumo es muy difícil", vinculando directamente la crisis local a la falta de poder adquisitivo, un efecto de las políticas económicas nacionales.