
Ubicado en Fitz Roy 1245, La Fábrica reabrió recientemente como bar y sala de música en vivo, conservando la mística de los años en que Charly creó discos fundamentales como Say No More, Filosofía barata y zapatos de goma, La Hija de la lágrima, Influencia, El Aguante y Kill Gil.
La noche fue relajada pero cargada de emoción. Charly, elegante con camisa blanca, corbata negra y campera de cuero, disfrutó de vinilos de Prince y Crosby, Stills & Nash, un DJ set de Facu Íñigo, y tocó un pequeño piano electrónico que llevaron los integrantes de Turf.
A la medianoche, la torta con el emblema Say No More marcó el momento central del festejo: todos los presentes le cantaron el cumpleaños feliz mientras el músico sonreía. Además, interpretó un fragmento de “Cinema Verité” a dúo con Beto Casella, consolidando la noche como un homenaje musical y afectivo.
Fuera del local, decenas de fanáticos realizaron la tradicional vigilia en Coronel Díaz y Avenida Santa Fe, con carteles, ovaciones y canciones de su repertorio, reafirmando la conexión única de Charly con su público.

Desde sus comienzos con Sui Generis, pasando por Porsuigieco, La Máquina de Hacer Pájaros y Serú Girán, hasta su carrera solista, Charly García construyó una obra que atraviesa generaciones. Cada 23 de octubre, su cumpleaños se convierte en una celebración colectiva que recuerda no solo su música, sino su influencia cultural en la historia argentina.
Anoche en La Fábrica, el rock volvió a latir, y Charly García se confirmó como el artista que sigue escribiendo la historia argentina con cada acorde y cada canción.