
La decisión impacta directamente en los complejos sojero, cerealero y oleaginoso, considerados pilares de la agroindustria argentina. Según lo comunicado por Caputo, las nuevas alícuotas quedarían de la siguiente manera:
Soja: de 26% a 24%
Subproductos de soja: de 24,5% a 22,5%
Trigo y cebada: de 9,5% a 7,5%
Maíz y sorgo: de 9,5% a 8,5%
Girasol: de 5,5% a 4,5%
La baja se anuncia en un contexto complejo para el sector, que este año enfrentó exceso de lluvias e inundaciones en diversas regiones productivas, especialmente en la cuenca del Río Salado. También se da meses después del fallido intento gubernamental de eliminar completamente las retenciones, medida que fue revertida a las 48 horas.
El anuncio fue bien recibido por las principales instituciones vinculadas al comercio de granos.
Tanto el Centro de Corredores y Agentes de la Bolsa de Cereales como las Bolsas de Cereales y de Comercio de Bahía Blanca, Buenos Aires, Córdoba, Entre Ríos, Chaco, Rosario y Santa Fe emitieron comunicados celebrando la decisión.
Las entidades señalaron que la baja “mejora la competitividad y alivia la presión impositiva”, pero remarcaron que el objetivo final debe ser la eliminación total y permanente de los derechos de exportación, a los que consideran un impuesto “distorsivo” que debilita la posición argentina frente a otros países productores.
Los actores agroindustriales reclaman que el Gobierno avance hacia un marco impositivo más previsible y competitivo, con reglas claras que favorezcan la inversión, la producción y las exportaciones.
A la vez, aguardan la publicación oficial de la normativa que formalice la baja anunciada.
Mientras tanto, el debate por el futuro de las retenciones vuelve a ocupar un lugar central en la agenda económica del país.