El temporal tuvo un impacto extendido en el sudeste bonaerense, con registros significativamente más elevados en zonas rurales y localidades cercanas. Entre los valores más destacados de la jornada del 20 de diciembre se ubicaron Los Pinos con 38 mm y San Agustín con 35 mm. También se reportaron 26 mm en Balcarce, 25 mm en Las Toscas, 19 mm en Mechongué, 15 mm en Otamendi y 14 mm en La Ballenera. A estos valores se sumaron 10 mm en La Dulce, 19 mm en Santamarina, 22 mm en Lobería y 30 mm en Energía.
La persistencia de las lluvias durante todo el año consolidó uno de los registros más altos de la última década, generando complicaciones en la circulación, especialmente en calles de tierra por el barro acumulado, y anegamientos temporarios en distintos barrios del distrito. En sectores céntricos, el sistema de desagües trabajó al límite ante la intensidad de las precipitaciones.

A nivel regional, varias localidades ya superaron ampliamente la barrera de los 1.000 milímetros anuales, configurando un escenario de saturación generalizada. San Agustín encabeza el ranking con 1.218 mm, seguido por Pieres (1.189 mm), Las Toscas (1.178 mm) y Lobería (1.153 mm). También superaron los mil milímetros La Ballenera (1.129 mm), Mechongué (1.127 mm), Los Pinos (1.095 mm), La Dulce (1.092 mm), Balcarce (1.081 mm), Energía (1.075 mm) y Santamarina (1.071 mm). En tanto, Otamendi con 970 mm y Miramar con 898 mm se mantienen cerca de alcanzar esa marca.
El exceso de agua acumulada dejó suelos completamente saturados, lo que reduce la capacidad de absorción y favorece la aparición de inundaciones rápidas tanto en zonas rurales como en barrios periféricos. Este escenario impacta de manera directa en la infraestructura urbana, la circulación vial y la actividad agropecuaria, que enfrenta dificultades operativas en campos y caminos rurales.
Si bien Necochea y la región cuentan históricamente con un régimen de lluvias cercano a los 890 mm anuales, el 2025 se perfila como un año excepcional, no solo por el volumen acumulado sino también por la frecuencia de los eventos de precipitación, lo que plantea desafíos adicionales para la planificación urbana y la producción en el sudeste bonaerense.