

Selección de poesías de Arturo Serrano*
Siete patrulleros
siete azules luminosos armados con cartel
siete nuevos hermosos brillantes violentos
patrulleros tiene la ciudad
los vecinos duermen más tranquilos
con los recorridos de estos siete nuevos
taxistas del mal
cómodos modernos veloces. lobos metálicos
guardianes de lujo de la propiedad
no hay siete casas nuevas, ni siete camas apenas, ni
siete bicicletas, ni en la mesa de los chicos siete cachos de pan!
pero hay siete patrulleros, impecables, nuevos
rondando la ciudad.
Fábula
hace mucho tiempo los árboles caminaban
andaban por todos lados, principalmente
en ciertos barrios
buscaban al sol, seguían a sus hembras
hacían los mandados y
con mucha precaución
cruzaban la calle/
hasta que un día
no sé por qué
se quedaron así
quietos para siempre
pensando.
Educaciones públicas
en una escuela de miedo
se aprende a no llorar
en una escuela de ternura
se aprende la niña hecha libertad
en una escuela oscura
como un corazón escondido
se aprende a no hablar
en una escuela blanca
recién inventada
se aprende a suspirar
y flotar en el viento de la tarde
en una escuela de guerra
se aprende a estar muerto
en una escuela de oro
se aprende a dar un abrazo
en la escuela del amor
un hombre y una mujer
pueden aprender el milagro
matemático de ser
tan diferentes y tan los mismos.
El asco
Implica un sentir, una percepción que invade con su notable diferencia
sentidos que, acostumbrados a sí mismos, de pronto se conmocionan de
la existencia de otra cosa
fétida o monstruosa, certera y contundente
el cuerpo reacciona como cerrándose o con ímpetu de expulsar eso otro
pero en eso repugnante, ese escudo del asco esconde el secreto de un
cierto encierro, de una pobre cárcel
y por qué no de algún real o imaginado paraíso perdido
inmersos en un universo que produce desechos, que amontona
podredumbre
y también locura y suciedad y enfermedad y muerte
solo nos encontramos libres del asco en nuestros mundos artificiales
tapando los espejos, arrojando aromas químicos sobre todas las cosas
es el asco, la vida que determinamos como asquerosa y queremos ocultar
con esfuerzos inútiles
es el asco, las mierdas pero ajenas
es el asco, la pulcritud de los hijos de puta
es el asco, la invisibilidad de nuestras más ardientes heridas
es el asco, una mirada velada y demoníaca de lo que nos rodea
es el asco, un insulto introyectado en el cuerpo
una violencia que es juez implacable y absurdo
es el asco, no es una búsqueda de cercanía
no es saltar la barrera y encontrar la belleza más inimaginable
no es el regalo abierto, los oídos como un regazo, la mano tendida
es el asco revulsivo e imbécil
como una ridícula dictadura de la nariz
la convulsiones de la construcción del desprecio
dónde encontrar el asco?
en la casa del pobre
o en la investidura de los supuestos poderosos más fétida que animales
muertos
en el aspecto de un chico de la esquina
o en la nauseabunda cultura berreta de los medios de comunicación
fabrico y festejo mi propio asco, paseo por la mugre de la ciudad, me
regodeo en las horribles miradas indiferentes y amargas de las clases
individualistas egoístas y en sus opiniones miserables y fascistas, me miro
al espejo con asco, paso por las iglesias con asco, fumo con asco mi
cigarrillo y bebo mi vino con asco y escribo con un asco profundo y
nauseabundo y con asco saludo a los buenos vecinos y a los funcionarios
solo los enfermos mentales y los excluidos y los niños son incapaces de
darme ganas de vomitar
solo los árboles y los gatos me limpian al mirarlos de la inmundicia que
arrastro por el tiempo
no me dan asco los cementerios
ni la bosta de los caballos
ni los bares sucios de los viejos de la mañana
ni los terrenos abandonados
me dan asco los teléfonos celulares
y el dinero y la violencia cotidiana silenciosa y atroz
y las camisas limpias de quienes la urden
no me dan asco los pañales de los ancianos asilados
ni los vómitos de los bebés
ni el olor leonino de los adolescentes
me da asco el mandato constante interminable del consumo y de la
compra
las camionetas más caras que dos casas
que haya familias que no tienen casa
mi propio asco me da asco
y lo suelto a volar
en este absurdo vómito
de hermosas flores que se pierden en el viento.
*Arturo Serrano es Acompañante terapéutico pero también poeta y desde hace 16 años realiza un Taller de poesía en el Hospital Neuropsiquiátrico "Taraborelli" de Necochea. Aquí algunas de sus poesías de su libro "El espejo del monstruo", el cual se puede acceder en este link