Golpeada por una recesión económica brutal, dolorida por los más de 16 millones de personas en la pobreza, asfixiada por una deuda externa equivalente al 91% del Producto Bruto Interno, cansada por casi cinco meses de aislamiento y de luchar contra un virus que no da tregua a nivel mundial, Argentina acaba de demostrar una vez más su valentía para erguirse ante las adversidades. Lxs argentinxs acabamos de hacerlo.

Realmente se necesitaba de valentía para negociar con un grupo poderoso de acreedores que veía a una Nación desfalleciente después de cuatro años de ajustes y políticas neoliberales –que ellos aplaudieron- y a un coro de voces locales (mediáticas y políticas) que sólo sembraba pronósticos oscuros y pedía que se le entregue todo –una vez más- a los fondos extranjeros.

Y esa valentía, ese empoderamiento de soberanía que fuimos construyendo lxs argentinxs, se logró por un trabajo constante y muchas veces silencioso de un ministro de Economía que sin necesidad de prolijos power points ni frases coucheadas demostró una enorme expertise no sólo para lograr un acuerdo con esos poderosos acreedores, sino priorizando el bienestar  del pueblo argentino (actual y futuro) al hacer hincapié en la sostenibilidad de la deuda.

El acuerdo de reestructuración de la deuda no hubiese sido posible tampoco sin el gran compromiso demostrado por el presidente Alberto Fernández, el titular de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, y el jefe de nuestro bloque del Frente de Todos, Máximo Kirchner, por generar un sólido consenso político que acompañara las negociaciones que encabezó Martín Guzmán.

Es un claro cambio de escenario en el que estamos apostando en esta nueva etapa política del país, donde no nos interesa seguir generando grietas y en donde necesitamos volver a generar las condiciones para empezar a visualizar perspectivas del crecimiento que todos deseamos.

El camino todavía es sumamente difícil y largo. Acabamos de aprobar la ley para que el Gobierno comience el proceso de reestructuración de US$ 41.717 millones de títulos en dólares emitidos bajo legislación argentina que podría representar un alivio en los pagos por casi US$ 20.000 millones hasta 2030. Se sumaría, así, al ahorro de US$37.000 millones para el mismo período que se acaba de lograr con el acuerdo de deuda bajo legislación extranjera.

Porque eso también tuvimos que enfrentar con valentía: la pérdida de soberanía que implicaba que casi el 80% de la deuda externa esté nominada en moneda extranjera y poco más de la mitad haya sido emitida bajo legislación no argentina.

Pero acabamos de demostrarnos fortalecidxs, aun a pesar de sentirnos golpeadxs, doloridxs y asfixiadxs. Y ahora podemos comenzar a pensar en un horizonte de crecimiento, de recuperación de la producción nacional, de ayuda y generación de oportunidades para los sectores más vulnerables, y de revertir esa herida lacerante que significa que la mitad de lxs niñxs de nuestro país esté en situación de pobreza. 

Quiero sumarme al pedido que el Jefe de Gabinete hizo en medio de una reunión con funcionarios del área económica: “Un aplauso para Martín Guzmán”. Y también quiero pedir un aplauso por nuestra valentía de buscar el consenso político porque sólo lograremos seguir avanzando si lo hacemos todxs lxs argentinxs unidxs.