“…En completo off. mira qué conseguí. Un informe de la Unidad de Información Financiera (UIF) complica la situación procesal del operador K Roberto Porcaro en una causa por tráfico de influencias y lavado de dinero”, le dice el falso abogado mediático Marcelo D´Alessio al periodista del diario Clarín Daniel Santoro. Eso ocurrió el 29 de enero de 2019. Días más tarde salía una nota en el periódico nacional titulada: “Un informe objeta el aumento patrimonial de un operador K y complica su situación”.

Esta y un centenar de pruebas más fundamentaron la ampliación del procesamiento contra Santoro, D´Alessio, el fiscal Carlos Stornelli, Pablo Pinamonti, Rodrigo Barreiro, Juan Ignacio Bidone por ser parte de una asociación ilícita que realizaba espionaje ilegal, al tiempo que extorsionaba a mucho de sus perseguidos con fines de lograr réditos económicos.

NdeN pudo acceder al fallo judicial pudiendo constatar la existencia de un apartado que se describe la “Operación Porcaro”. Allí se reconstruye el viaje de espías a Necochea para seguir los rastros del dirigente kirchnerista, tomar fotografías y filmaciones de su casa y del Puerto Quequén. A su vez, se realizaba un perfil pormenizado de Porcaro, no solo en su faceta política sino incluso describiendo familiares y parte de su vida privada (“¿Quién es Roberto Porcaro?”, fue una de las carpetas que encontraron tras los allanamientos).

De hecho uno de los diálogos mantenidos por D´Alessio con Pedro Etchebest, el cabecilla de la asociación ilícita investigada indicaba:

El juzgado a cargo de Alejo Ramos Padilla titula de qué manera se daba la operación contra Porcaro. “Se verificaron acciones de espionaje directo con toma de imágenes subrepticias e intercambio mutuo de información por parte de D´Alessio con Daniel Santoro que luego formaron parte de notas de prensa. Dentro del material digital secuestrado en las computadoras halladas en la vivienda de Marcelo D´Alessio, también se encontró una carpeta denominada “K” en cuyo interior había otra llamada “PORCARO”. Allí obran veinte archivos digitales, entre los que se observan diversas imágenes y videos que ilustran lo que pretende mostrarse como una propiedad o vivienda de Roberto Porcaro, los que fueron registrados de forma subrepticia y en altura, posiblemente con un dron”, sostiene en los fundamentos de la resolución.

En la causa figuran imágenes tomadas por un dron que se ubicaba en las alturas del “barrio Medanos” y del Puerto. “Este tipo de dispositivos han sido hallados también durante el allanamiento al domicilio de D´Alessio, así como otros videos captados por estos mismos aparatos que eran utilizados, en particular, para facilitar –sin ser descubiertos– la realización de tomas aéreas de determinados lugares relacionados o que se pretendía relacionar con personas que eran objetivos–víctimas de la organización. También se observan videos –captados presuntamente por el mismo dispositivo– de lo que sería el Puerto de Quequén, así como fotografías registradas en tierra”, sostiene el texto judicial. 

              Imagen captada por el dron que realizaba espionaje ilegal sobre el barrio Medanos.

La resolución de más de 1000 páginas termina justificando la ampliación de los procesamientos mencionados y da cuenta de que ya se ha abordado gran parte de la investigación y recopilado una importante cantidad de pruebas.

Por otra parte, la causa no solo desnuda la lógica del espionaje ilegal en el país, sino que da cuenta de los nexos entre la Justicia, los medios de comunicación, los servicios de inteligencia y la política. Sin duda, otra deuda de la democracia.

Capturas de las imágenes tomadas por los espías que viajaron a Necochea