Con una caja cada vez más chica y acorralado por la presión gremialista para que los empleados dejen de tributar Ganancias, diputados oficialistas intentarán, la semana próxima, dar media sanción a un incremento de casi 342 por ciento en el impuesto que deben pagar los monotributistas frente a un aumento de solo 50 por ciento en los montos de facturación.

De esta manera, intentarán sostener una posible baja en la recaudación impulsada por el congelamiento de la economía y la merma en lo obtenido por Ganancias, de conseguir sanción alguno de los proyectos presentados. Efectivamente, las modificaciones están incluidas dentro del dictamen aprobado ayer junto con los cambios en el impuesto a las ganancias y el nuevo gravamen sobre los juegos de azar y apuestas.

El proyecto establece que estarán dentro de estos parámetros aquellos que "hubieran obtenido en los 12 meses calendario inmediatos, anteriores a la fecha de adhesión, ingresos brutos provenientes de las actividades a ser incluidas en el presente régimen, inferiores o iguales a la suma de $600.000, o, de tratarse de venta de cosas muebles, que habiendo superado dicha suma y hasta $900.000 cumplan el requisito de cantidad mínima de personal previsto, para cada caso, en el tercer párrafo del artículo 8º".

Así, se traslada la presión tributaria al empleado independiente, quien ha tenido congelada las escalas desde hace más de 3 años, convirtiendo al impuesto en un tributo cada vez más regresivo.

Para dimensionar este proyecto en la realidad de la ciudad, en Necochea, según datos del 2012, cerca del 30% de la población ocupada (sea como empleado o como jefe) lo hacía en alguna categoría del Monotributo. De esta manera, un tercio de la población trabajadora se vería afectada por esta medida.

Los nuevos valores y escalas del Monotributo quedarían de la siguiente manera: