POLíTICA | 3 SEP 2018

Empresa contratada por el Puerto Quequén intenta despegarse del escándalo de los cuadernos

Jan De Nul, capital belga, aseguró que ninguno de sus integrantes fue indagado por la Justicia y se distanció de su socia Emepa, empresa que reconoció haber pagado coimas que en terminaron beneficiado a las dos compañías propietarias de Hidrovía, adjudicataria del irregular contrato.




La compañía belga Jan De Nul, que se adjudicó la millonaria obra de dragado en el Puerto Quequén, salió a despegarse del escándalo de los "cuadernos" donde figuran los pagos de coimas para el acceso a la obra pública.

En un comunicado público, el capital transnacional asegura que "no hubo en ningún momento detenciones, ni pedidos de declaración ni indagación a empleados de Jan De Nul" y lamenta "que uno de sus socios sea mencionado de esta manera".

Ahora bien, los pronunciamientos públicos que viene realizando la compañía desde el 22 de agosto no termina de representar claridad respecto a la polémica que se desató luego de que el empresario Gabriel Romero, dueño de Emepa, confesará haber pagado US$ 600.000 para conseguir el decreto con la extensión de la concesión para el dragado del río Paraná. Esto no es menor ya que Jan De Nul junto a Emepa son socias propietarias de la empresa Hidrovía, quien finalmente se adjudicó la obra.
Por un lado, cabe afirmar que el comunicado tiene un error al plantear que existió una "mención" sobre Romero, ya que el mismo empresario fue un confesó arrepentido de haber pagado coimas.

Por otro lado, se vuelve poco creíble que Romero se haya hecho cargo del monto total de una coima que en definitiva terminaría beneficiando a dos partes, ya que Hidrovía pertenece en un 50% a Emepa y en otro 50% a Jan De Nul.

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