"Después de unos instantes pudimos separar la pelea. Cuando todo se calmó, uno de los chicos agredidos se sienta en el piso porque le dolía un poco la cabeza y luego se desvanece. Nos asustamos mucho porque se veía que tenía la mirada perdida. En la cancha fueron atendidos por algunos médicos de la Cruz Roja y después los llevamos a un hospital", agregó Héctor.

A continuación, el coordinador se mostró muy sorprendido y desilusionado con la actitud de los entrenadores y las autoridades del equipo local: "Después de eso fuimos a realizar la denuncia a la policía. Nos sorprendió que el técnico de ellos nunca hizo nada para separar la pelea. Por suerte no pasó a mayores en la tribuna porque nosotros teníamos más chicos de otra categoría que habían ido a acompañar. Se ve que a las autoridades del club de Necochea no les importó mucho lo que pasó porque nunca se comunicaron para saber como estaban los chicos".

"Pasamos a la final con las categorías 2006 y 2005, pero decidimos no presentarnos. No estábamos de acuerdo con algunas cosas que estaban pasando en el torneo. Anteriormente, un árbitro le dijo 'correte enano de mierda, ya terminó el partido' a un chico nuestro de la categoría 2009", concluyó Graboviezki.

 Otro de los testigos de la agresión que sufrieron los juveniles de Independiente fue Pablo San Martín, médico y padre de dos jugadores viajaron torneo.  Este hombre, que acompañó y atendió a los jóvenes agredidos, dejó un escalofriante testimonio: "Los chicos sufrieron una agresión muy violenta que me hizo acordar al episodio de los rugbiers en Villa Gesell (caso de Fernando Báez Sosa). Estaban en el piso y recibieron agresiones de patadas y golpes de puño por parte del equipo contrario. Cuando asistí a uno de los chicos en la cancha noté que no podía hablar y no tenía respuesta pupilar. Mi primera impresión fue que se moría porque se lo veía muy mal".  

"Sufrieron un traumatismo craneoencefálico y cervical con conmoción cerebral. Fueron atendidos en el hospital, donde les realizaron los estudios correspondientes y permanecieron 24 horas en control. Afortunadamente ahora están todos bien. Pudieron volver a reencontrarse con sus familias, que es lo más importante", detalló Pablo.  Por último, el médico hizo foco en el "shock psicológico postraumático" en el cual quedaron los juveniles de Independiente: "Los padres nos dicen que los chicos no quieren ni hablar de lo que pasó. Eso demuestra la violencia que sufrieron. Uno por ahí solo se queda con la violencia física y deja pasar lo psicológico, que a largo plazo es la que más termina impactando en una persona".