sábado 20 de abril de 2024 - Edición Nº2757

Política | 26 abr 2022

Opinión

La fobia a los pobres y el sueño de las ciudadanías calificadas

Nota de opinión del dirigente del Movimiento Evita a nivel nacional: "Chino" Navarro.


La fobia a los pobres y el sueño de las ciudadanías calificadas, Opinón de "Chino" Navarro

Recorte de La Nación

 

Hay una constante y perversa obsesión dentro de una narrativa del desprecio a la situación de miles de familias argentinas sumidas en la pobreza, a ellas se las discrimina y se las cuestiona en todos los medios de comunicación, se las carga de descalificativos, así, una pobreza no elegida es cada vez más la que condena a miles de compatriotas a un estigma que los despoja de dignidad. Los militantes tenemos la responsabilidad de desarmar estas zonceras neoliberales, cuanto más nos hablen de la pobreza, más debemos hablar de lo que pasa arriba, porque no sólo concentran la riqueza sino que con la misma velocidad se van concentrando las oportunidades. 

Repasemos algunos argumentos:

– Hoy una nota de La Nación afirmó que una familia que tiene planes sociales puede llegar a cobrar hasta $170.000. Veamos si esto es verdad. 

NO, FALSO: El argumento de sumar todo lo que teóricamente se puede cobrar sería verdad si los fondos fueran ilimitados y no incompatibles entre ellos. En ese caso cada uno de los que califica cobra. Además de que existen requisitos y procesos. El único objetivo de esta falsa afirmación es reforzar el prejuicio de que “viven sin trabajar”.

¿Es real que una familia que cobra un plan o unos planes vive mejor que una familia tipo con dos ingresos en blanco? Es claro que esto no sucede y solo basta con caminar por cualquier barrio popular para ver las condiciones precarias en las que viven las y los argentinos que quedaron excluidos del sistema formal. 

No es casual que esta nota se publique justo después del tractorazo donde el campo hizo saber que no quiere pagar impuestos. Detrás de estas plumas del desprecio, lo que hay son intereses de quienes no quieren que se redistribuya la riqueza, los que ganaron mucho más que el resto a costa de todos pero quieren quedarselo todo mientras miles no tienen nada. 

La nota presupone que los planes son una pérdida de recursos sin ninguna función social. 

NO, FALSO. Si el precio de un bien se rige por la oferta y la demanda, muchas personas buscando trabajo hacen que el precio del salario baje. Por lo que los planes tienen un doble objetivo: garantizar que miles de familias tengan un mínimo ingreso para su alimentación y necesidades básicas y apuntalar un piso salarial que esté en relación con la canasta básica.

Si contra ponemos el precio de la canasta (algo menos de 90.000 pesos) con el salario promedio de los trabajadores en blanco (algo menos de 60.000) queda clara la distancia. 

En la narrativa del desprecio aparecen los pobres pero no los empobrecedores.

La nota presupone que los que cobran no trabajan

NO, FALSO. Miles son trabajadores y trabajadoras no registrados que se encargan de las tareas más precarias de la Nación, 1 de cada 3 trabajadores forma parte de la economía popular. En nueve provincias argentinas la economía popular es la principal actividad económica (principalmente las provincias del norte). El 64% de la economía popular está formada por jóvenes menores de 35 años. Si, es la “economía de los de abajo” la que le da aunque sea una alternativa a los jóvenes de nuestro país frente a una “economía de los de arriba” que concentra las oportunidades para unos pocos.

La nota presupone que las nuevas generaciones tienen acceso al mercado de trabajo.

NO, FALSO. El ingreso al mercado de trabajo para los jóvenes es muy difícil, porque la demanda laboral privada es muy baja. Y en el corazón del sistema (25 a 35 años) la relación economía popular/ trabajadores del sector privado es de 1 a 1.

Las condiciones de trabajo y el salario de los jóvenes y de todos aquellos que forman parte de la economía popular tienen una distancia abismal con las de quienes trabajan en el mercado formal. Estamos hablando de la mitad de nuestros jóvenes. 

Es el Estado, el nuestro, el que con todas sus limitaciones y dificultades hoy asegura un piso de dignidad a nuestros jóvenes, en la narrativa del desprecio solo hay jóvenes que se van del país o jóvenes que se dedican a actividades de los bajos fondos. En nuestra economía, la popular, la de abajo, los jóvenes se fabrican las oportunidades que los dueños de todo les han arrebatado.

Por un lado, como gobierno debemos apoyar la economía de esas familias mientras fortalecemos y revalorizamos los trabajos que forman parte de la economía popular. Tenemos que romper las normas del sistema financiero y darle crédito a esas PyMES que hoy no califican para que puedan generar trabajo y oportunidades. Es un camino necesario para todos como Nación, porque se trata de la mitad de las y los jóvenes argentinos, nuestro presente y futuro.

Por otro lado, si dejamos que esta narrativa del desprecio avance, vamos a terminar en un recurrente sueño neoliberal de ciudadanías calificadas, porque lo que está en debate es la noción de ciudadano/a. Es decir, cuales son los derechos reales más allá del hipotético derecho a tener derechos si te los podes pagar. 
Hay mucha hipocresía en estas narrativas del desprecio, no hay casos exitosos de economías neoliberales donde los pueblos vivan mejor, creo que los militantes debemos contraponer una narrativa de la sensatez.

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