miércoles 24 de abril de 2024 - Edición Nº2761

Opinión | 19 feb 2023

Sobre el Casino de Necochea

" Los sospechosos de siempre" por Juan Pedro Arabarco

El concejal de la ACT, docente y médico escribió una nota de opinión sobre la posible venta del patrimonio público a la que título como una famosa película de los 90: "The usual suspects".


Por: Juan Pedro Arabarco

"The usual suspects"

 

Por Ordenanza 4372, en el año 2000 se declara Patrimonio Histórico Municipal al Complejo Casino Necochea, ratificándose esa declaración en el año 2010 con la Ordenanza 7106, que deroga la anterior, pero que incorpora el listado de inmuebles y sitios declarados como Patrimonio Histórico Municipal de la Ordenanza del año 2000.

A la fecha, la Ordenanza 7106/10 está plenamente vigente.

 

 

Este espacio público antes era de todos, pero hace unos años atrás se fue llenando de vidrios rotos, de óxido, de escombros, de saqueos, de llamas intencionales, de grafitis, de colchones ajenos, de vandalismo. 

Gracias al periodismo, mayoritariamente oficialista, vemos azorados como los especuladores urbanos del oficialismo están tratando de vender uno de los sitios simbólico y patrimoniales que tiene el municipio de Necochea, con la anuencia de una porción mayoritaria de la oposición que asiste a ese atropello.

Sorprende que dicha operación inmobiliaria la realiza el propio Gobierno Municipal, que debería estar a cargo de la tutela y custodia del Complejo, al cual previamente lo han liberado con un abandono llamativo.

Lo fueron vaciando de funciones, que serían totales si no fuera por la tozudez de los empleados de la sala de juegos. 

En la actual sociedad, que no tiene ideales fijos y, como resultado, tampoco una clara división entre el bien y el mal, existe una técnica de comunicación política que permite cambiar la actitud popular hacia conceptos considerados totalmente inaceptables, esta técnica es la Ventana de Overton.

 

 

Así, con un manejo intencionado de los medios masivos de comunicación y declaraciones de diferentes funcionarios del oficialismo y algún que otro opositor aliado, siguiendo a la perfección el manual de esta práctica maquiavélica de informar y administrar bienes públicos, intenta introducir en los habitantes del Distrito la idea de peligrosidad del complejo, el concepto de “anti postal” de la ciudad y su imposibilidad de remodelación con ingresos propios ni con gestiones en otros estamentos gubernamentales.

Ante estas circunstancias, se da por sentado que las soluciones posibles para el Complejo Casino son la implosión o la venta.

Pero a varios vecinos del Distrito nos surgen algunas preguntas: 

¿Por qué vendemos bienes del estado sin una debida consulta popular? 

¿Cuál es el valor real, en términos económicos, de ese sector de la ciudad? 

¿Se hizo un estudio serio, con profesionales legitimados por su experiencia, de factibilidad para llevar adelante una remodelación y su costo? 

¿Se hicieron gestiones a nivel provincial o nacional con el propósito de conseguir fondos para la remodelación de este Patrimonio Histórico Municipal? 

¿Hay realmente voluntad en pensar en toda la comunidad del Distrito o solo es un negocio entre los de siempre pero con patrimonio municipal?, que lamentablemente existen varios hoy por hoy.

¿No sería oportuno convocar a una Audiencia Pública, al menos como para escuchar las voces de todos?

Se habla de una política de urbanización y de fomento del turismo a la hora de promocionar esta venta, a muy bajo precio, por cierto, pero a su vez se pierde una de las características simbólicas más importantes del Distrito, en una zona donde la eventual construcción de unidades habitacionales se encontraría con el grave problema de infraestructura de servicios como agua, gas, cloacas, pluviales, etc. (afirmaciones hechas por los representantes de la cámara de constructores en una reunión mantenida a mediados del año pasado).

Además esas módulos habitacionales romperían, urbanísticamente, el dialogo entre el parque y la playa, que si supo establecer la construcción del Complejo.

Esta operación inmobiliaria, solo de eso se trata, beneficia, en principio, sin dudas, a la visibilidad del arco político oficialista y principalmente, al “Alcalde” del Distrito que piensa en su reelección y que entiende que crea una imagen de eficacia y dinamismo con estas medidas, aunque algunas de ellas repercutan solamente en los bolsillos de los “sospechosos de siempre”.

Los valores de un edificio no son solamente los materiales, sino también muy especialmente los intangibles que lo ayudan a convertirlo en patrimonio.

El Complejo Casino, sea una obra arquitectónica muy singular y por ello su valor arquitectónico descuelle sobre las propias historias de la vida del Complejo.

Tal es así que fue la Municipalidad misma que valoró su significado arquitectónico, cultural e histórico hace pocos años con la declaratoria de Patrimonio Histórico y ahora llama poderosamente la atención, que la gestión municipal impulse el desprendimiento de su Patrimonio declarado, generando una triste confirmación que esta gestión pública, hoy en día, no tiene afectos con los sitios históricos y si intenciones intereses económicos personales con los mismos.

Nos cabe la reflexión en este tipo de gestiones, léase gestiones inmobiliarias dirigidas y con patrimonios municipales, que existe por parte de esta Nueva Necochea, una ausencia de compromiso con la historia de la Ciudad, donde lo importante es, claramente, la visibilidad y el negocio para unos pocos.

 

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