Por: Noticias de Necochea

La reciente y trágica muerte de la actriz y modelo Silvina Luna a los 43 años, debido a complicaciones derivadas de una mala praxis en una cirugía estética, ha puesto en el centro de la discusión pública una preocupante realidad: la presión implacable por encajar en los estándares de belleza que imperan en la sociedad y la violencia estética que esto conlleva.

Especialistas en género y salud mental han destacado que la historia de Silvina Luna no es un caso aislado, sino un ejemplo emblemático de los peligrosos extremos a los que algunas personas llegan para cumplir con las expectativas de belleza que la sociedad impone. Lala Pasquinelli, fundadora del proyecto "Mujeres que no fueron tapa", señaló que la búsqueda constante de encajar en estos estándares puede poner en riesgo la salud y la vida de las personas, convirtiéndose en una presión social constante.

Uno de los aspectos más preocupantes que han resaltado los especialistas es la falta de problematización social de las prácticas estéticas invasivas. La socióloga Fabiana Solano destacó que estas prácticas suelen llevarse a cabo sin cuestionamientos, lo que revela la magnitud del problema. Además, se ha subrayado la impunidad de quienes tienen el poder de manipular los cuerpos en el sistema médico, como fue el caso del cirujano plástico Aníbal Lotocki, cuyas acciones desencadenaron la tragedia de Silvina Luna.

La presión por cuerpos hegemonios se ha convertido en un tema estructural de la sociedad, donde los estándares de belleza son utilizados como herramienta de disciplinamiento de los cuerpos de las mujeres. Esta violencia estética, como la describe la escritora y doctora en Ciencias Sociales Esther Pineda, se manifiesta a través de narrativas, representaciones, prácticas e instituciones que bombardean con estereotipos de belleza y discriminan a quienes no los cumplen.

Los medios de comunicación y las redes sociales desempeñan un papel fundamental en el refuerzo de estos estándares de belleza. Lala Pasquinelli advierte que estos medios contribuyen a la perpetuación de la idea de que solo los cuerpos que se ajustan a un estereotipo específico tienen valor y visibilidad en la sociedad. Asimismo, se ha señalado que históricamente, los medios han tenido un gran poder económico que influye en la creación de estos estándares de belleza.

Silvina Luna, en una entrevista previa, reveló la presión que enfrentan las mujeres en la industria del entretenimiento para cumplir con ciertos estándares físicos. Esta exigencia, aunque no siempre es directa, puede llevar a decisiones drásticas como las cirugías estéticas para mantenerse en el negocio.

En última instancia, el caso de Silvina Luna ilustra cómo los mandatos de belleza se han convertido en un sistema de valores que afecta no solo la salud física sino también la salud mental de quienes luchan por cumplir con estas expectativas. La sociedad debe reflexionar sobre la crueldad de la presión estética y trabajar para promover la aceptación de la diversidad de cuerpos y la lucha contra la discriminación basada en la apariencia física.