

La pobreza multidimensional urbana ha afectado al 44,7% de la población total y al alarmante 62,9% de los niños y adolescentes. La indigencia también ha crecido, alcanzando el 9,6% (equivalente a 4,2 millones de personas). Además, la calidad del empleo ha caído a niveles históricamente bajos, con un 33,1% de la población económicamente activa mayor de 18 años en situación de desempleo (8,8%) o subempleo inestable (24,3%).
La situación se agrava por la inflación, que se espera empeore en los próximos meses. Según Agustín Salvia, director del Observatorio, "se abre un escenario en el que la pobreza va a seguir aumentando", en un contexto de alta inflación y estancamiento económico.
Este sombrío panorama contrasta con el inicio de la "posconvertibilidad" en 2001, cuando el país experimentó un período próspero seguido de estancamiento y, finalmente, decadencia. Salvia advierte que, de continuar esta tendencia, se reducirán las clases medias a expensas del aumento de la pobreza.
Las expectativas sobre el futuro gobierno de Javier Milei son cautelosas, con la anticipación de un ajuste en los precios relativos que impactará negativamente en los niveles de pobreza e indigencia en el corto plazo. El Observatorio también presenta simulaciones que proyectan mayores tasas de pobreza e indigencia si se eliminan algunas asistencias estatales.
En este contexto, la situación social se vuelve aún más crítica, con el 35,9% de los hogares recibiendo alguna asistencia social en 2023. La distribución de estas ayudas se concentra en los estratos más bajos, con déficits educativos y en condiciones de pobreza o inseguridad alimentaria, destacando la urgente necesidad de atención y cuidado a los sectores más vulnerables de la sociedad argentina.