En una inusual advertencia, el Fondo Monetario Internacional ha instado al gobierno de Javier Milei a ejercer cautela en el ajuste fiscal en curso, advirtiendo sobre los riesgos que implica su implementación.

Rodrigo Valdés, director del Departamento para el Hemisferio Occidental del FMI, elogió los progresos económicos de Argentina, destacando un superávit fiscal y financiero en enero y febrero, un hito que no se veía en más de una década. Sin embargo, enfatizó la importancia de proteger a los segmentos más vulnerables de la población y mejorar la calidad del ajuste fiscal, subrayando que se necesitan políticas efectivas y sostenibles a largo plazo.

Estas advertencias se producen en un momento en que comienzan a sentirse los efectos del ajuste, combinado con la polémica "motosierra" liderada por Milei y respaldada por el ministro de Economía, Luis Caputo. Datos recientes del Indec confirman una caída del 4,3% en la actividad económica en enero, mientras que la inflación alcanzó el 71% en el trimestre. Estimaciones privadas señalan una disminución del 25% en las ventas minoristas, mientras que los salarios y jubilaciones continúan perdiendo poder adquisitivo.

El FMI teme que un ajuste demasiado drástico provoque un descontento social que ponga en peligro la viabilidad del programa económico. Esta preocupación se suma a las expresadas anteriormente por Gita Gopinath, subdirectora gerente del FMI, quien también subrayó la importancia de evitar que la carga del ajuste recaiga de manera desproporcionada sobre las familias trabajadoras.

Tras participar en un evento empresarial en Buenos Aires, Valdés se reunió con altos funcionarios del gobierno, incluidos Milei, Caputo y el presidente del Banco Central, Santiago Bausili. Aunque desde la Casa Rosada no se dieron detalles sobre la reunión, se espera que estas conversaciones continúen en el contexto del programa con Argentina.

El gobierno, por su parte, busca garantizar que cualquier asistencia financiera adicional del FMI se utilice de manera efectiva y no se pierda en medio del descontento social, especialmente ante la posibilidad de recibir un préstamo de 15.000 millones de dólares para derogar las restricciones cambiarias y levantar el cepo.