

Los datos más escalofriantes afectan a nuestros niños: un alarmante 66,1% de los menores de 14 años vive en condiciones de pobreza, y 27% son indigentes. Esto significa que más de seis de cada diez niños en Argentina no tienen lo necesario para cubrir sus necesidades básicas. ¿Cómo se puede hablar de futuro cuando uno de cada cuatro niños pasa hambre? La realidad es que 2.849.016 menores están viviendo en la más profunda indigencia.
En el último año, la pobreza infantil ha saltado 9,9 puntos porcentuales y la indigencia se ha duplicado. ¿Qué futuro les espera a estos niños? La respuesta parece sombría y desesperanzadora.
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— INDEC Argentina (@INDECArgentina) September 26, 2024
En el 1° semestre 2024, el 66,1% de los menores de 14 años integraba hogares bajo la línea de pobreza; y de los mayores de 65 años, el 29,7% https://t.co/hGQZAqDqle pic.twitter.com/aYCB2mKrp9
Mientras tanto, la reacción del gobierno es, cuando menos, desconcertante. El vocero presidencial, Manuel Adorni, ha atribuido esta crisis a "consecuencias del populismo", sin reconocer el impacto devastador de las políticas de ajuste implementadas por la administración de Javier Milei. Esta negación solo agrava la desesperación de millones de argentinos que luchan por sobrevivir día a día.
La pobreza y la indigencia no son solo cifras frías; son realidades palpables que afectan a la población más vulnerable. La franja etaria de 0 a 14 años es la más golpeada, pero no es la única. Entre los jóvenes de 15 a 29 años, el 21,2% son indigentes y el 39,4% vive en situación de pobreza. Mientras tanto, los adultos mayores tienen índices más bajos, pero aun así, el 25,6% de las personas mayores de 65 años también viven en la pobreza.
¿Y qué significa esto en términos económicos? El costo de criar a un niño en Argentina es exorbitante. Para un menor de un año, se requiere un promedio de 367.027 pesos al año, que asciende para los niños de 1 a 3 años a 435.256 pesos. Sin embargo, la mayoría de las familias no alcanzan a cubrir ni la Canasta Básica Alimentaria.
La pobreza no solo roba la dignidad; roba el futuro. En este contexto, es imperativo que la sociedad civil, los organismos internacionales y todos nosotros tomemos conciencia de esta crisis y exijamos acciones concretas. La vida de millones de argentinos está en juego, y ya es hora de que se escuche su grito.