

Por: Natalia Sánchez Jauregui
Las mujeres rurales enfrentan serias desventajas que limitan su potencial. Según un informe de la ONU, tienen menos acceso a recursos esenciales, desde derechos sobre la tierra y créditos hasta educación y tecnología. Si gozaran del mismo acceso a los recursos productivos que los hombres, el rendimiento agrícola podría aumentar entre un 20 y un 30 por ciento, alimentando así a entre 100 y 150 millones de personas más. Además, las altas temperaturas impactan desproporcionadamente su producción: por cada día de calor extremo, el valor de los cultivos de las agricultoras disminuye un 3% más que el de sus contrapartes masculinos.
Conseguir la igualdad de género y empoderar a las mujeres rurales, que representan una cuarta parte de la población mundial, es un imperativo moral y un componente esencial en la lucha contra la pobreza extrema, el hambre y el cambio climático. Estas mujeres no solo aseguran la mitad del sustento alimenticio del planeta, sino que también son guardianas del medio ambiente y la biodiversidad. A través de prácticas sostenibles, como el uso de semillas resistentes a la sequía y la implementación de iniciativas de reforestación, han demostrado su capacidad para adaptarse a los desafíos del clima.
Su conocimiento y habilidades las colocan en una posición privilegiada para liderar estrategias de resiliencia en sus comunidades. La participación activa de las mujeres rurales es fundamental para identificar riesgos y proteger a sus familias, convirtiéndolas en verdaderas agentes de cambio en la lucha contra el calentamiento global.
Este Día Internacional de las Mujeres Rurales se desarrolla bajo el lema: "Mujeres rurales como sostenedoras de la naturaleza para nuestro futuro colectivo: construir resiliencia climática, conservar la biodiversidad y cuidar la tierra para lograr la igualdad de género y el empoderamiento de mujeres y niñas".
Es momento de promover su labor como proveedoras de alimentos y protectoras del medio ambiente. Debemos reivindicar su participación en la toma de decisiones dentro de sus comunidades y trabajar para crear zonas rurales donde cuenten con las mismas oportunidades que los hombres. Solo así podremos construir un futuro más justo y sostenible para todas y todos.