

Desde temprano, el mal tiempo se hacía notar y el pronóstico de lluvias no dejaba lugar a dudas. A pesar de ello, la Liga Necochea primero intentó, por dos comunicados, mantener los partidos en pie, buscando alguna justificación para que los encuentros se llevaran a cabo a toda costa. Pero la realidad, con los campos de juego ya visiblemente deteriorados, terminó imponiéndose.
Finalmente, la Comisión Directiva se reunió y, en un giro de sensatez, decidió suspender los partidos para evitar poner en riesgo tanto a los jugadores como a la calidad de la competencia. "La seguridad de los futbolistas y el estado de los terrenos de juego son nuestra prioridad", aclaró la Liga en su tercer comunicado.
Aunque la suspensión llegó tarde, no cabe duda de que la resolución final fue la correcta. La espera parecía innecesaria, pero a veces la incertidumbre en la toma de decisiones es lo que nos deja en vilo. Lo importante ahora es que la competencia se reprogramará, aunque los equipos habrán tenido que afrontar la frustración de la cancelación.
Lo que comenzó como una incertidumbre sobre el futuro de la jornada, terminó mostrando que, al final, siempre es mejor priorizar lo razonable. Así, la Liga Necochea pone la salud de los jugadores y el respeto por las condiciones de los campos por encima de todo, y eso es lo que debería quedar claro en cada paso que dé la organización.