

En horas de la tarde del domingo, durante la final disputada en el estadio Vasco Iparraguirre, se lanzaron más de 10 bombas de estruendo, generando ruidos molestos que afectaron a los vecinos, asustaron a los perros y generaron crisis en personas con discapacidad. Además, se registró un mal manejo de la basura en el predio, con papeles y cintas blancas esparcidos por la Avenida 10.
A su vez vecinos del lugar denunciaron que, a pesar de las advertencias que llegaron al estadio en horas de la tarde, el club decidió cerrar los festejos con fuegos artificiales, una práctica prohibida en la zona. Esta actitud provocó aún más malestar entre los ciudadanos, quienes consideran que los festejos no solo fueron irresponsables, sino también peligrosos, dado el riesgo que conlleva el uso de pirotecnia en un entorno cercano a espacios naturales y residenciales.
Pese a las denuncias realizadas ese mismo domingo, la respuesta de la Municipalidad de Necochea llegó recién al día siguiente, cuando la Dirección de Guardaparques y el Control Urbano sancionaron al club con una infracción por ruidos molestos y uso de pirotecnia. Las infracciones fueron cometidas en base a las siguientes normativas: la Ordenanza N° 5804/06 de Ruidos Molestos, la Ordenanza N° 8548/15, y el Código Contravencional (Artículo 74 bis inciso b), que prohíbe arrojar elementos que puedan causar incendios en espacios naturales.
Tras las sanciones, las autoridades informaron al Club Villa Díaz Vélez que, si los hechos se repiten, se podrían tomar medidas más severas, que incluyen la clausura de la institución, en función de las graves infracciones cometidas. La intimación de Control Urbano y la Dirección de Guardaparques establece que el club deberá cumplir con las normas de convivencia y respetar las restricciones en el parque para evitar nuevas sanciones, incluidas las relacionadas con los ruidos molestos y el uso de pirotecnia.
Lo que más preocupa a los vecinos es que este no es el primer episodio conflictivo relacionado con el club. Días atrás, el Club Villa Díaz Vélez también fue sancionado por la tala ilegal de más de 40 árboles en el parque, sin los permisos correspondientes, para ampliar sus instalaciones. Este hecho ha sumado más leña al fuego de la polémica, generando aún más desconfianza sobre la gestión del club y el tratamiento que reciben estas infracciones.
Lo que generó más indignación en la comunidad fue el hecho de que Guillermo Sánchez, presidente del Concejo Deliberante y socio activo del Club Villa Díaz Vélez, no intervino para evitar que se produjera esta situación. Este hecho fue fuertemente criticado por los vecinos, quienes apuntaron a una posible connivencia entre funcionarios municipales y el club, lo que habría permitido que las festividades se desarrollaran sin restricciones.
En este contexto, también se reveló que, a principios de enero, la Policía Bonaerense había enviado una notificación a la Liga Necochea de Fútbol, recordando las restricciones vigentes sobre el uso de pirotecnia en el ámbito deportivo. A pesar de ello, el club no acató las normativas y continuó con los festejos de manera irresponsable.
Desde la Liga Necochea de Fútbol, la respuesta ante esta problemática fue evasiva, indicando que el tema de la pirotecnia no le corresponde a la Liga, ya que el reglamento de la institución se rige por el del Consejo Federal y no establece prohibiciones sobre este tema para las competencias de la liga local. Sin embargo, los vecinos consideran que esto no exime a los clubes de cumplir con las ordenanzas municipales.
“Si a mí se me ocurriera quemar unas ramas en la vereda de casa (que es ilegal) a los 15 minutos tendría a toda la brigada municipal a ejecutar actas, multas, fotos y escraches en los medios. Pero el club Villa Díaz Vélez, relacionado con el presidente del HCD y otros funcionarios, tiene la impunidad de hacer esto a la vista de todos, durante horas, y al lado de una dependencia policial”, expresó Aloisi en su publicación.
La situación ha generado un amplio debate en la comunidad, que exige mayor responsabilidad por parte de los clubes y de los funcionarios públicos para evitar que estos incidentes se repitan, y sobre todo, para preservar el bienestar y la seguridad de los vecinos y el entorno natural de la ciudad.