

Una marcha de resistencia autogestiva, horizontal y sin oportunismos políticos
El evento, que se distingue por su carácter autogestivo y horizontal, dejó claro que el colectivo no está dispuesto a ser cooptado por partidos o actores políticos con intenciones oportunistas. Quedó claro que la utilización dos semanas atrás de partidos políticos, sindicatos, y agrupaciones que se enbanderaron con los colores de la diversidad, poco duro, porque este sábado 15 pegaron el faltazo. A lo largo de la jornada, se visibilizó el rechazo al intento de algunos sectores de apropiarse de las luchas sociales para fines electorales. En este contexto, la organización y los reclamos fueron enfocados en las necesidades reales y urgentes de las personas que componen la comunidad LGBTTTIQ+ y otros grupos oprimidos, sin caer en la trampa de una politización que no responde a las demandas populares.
Aunque la figura de Javier Milei fue señalada, no solo como blanco de la marcha, sino también como un símbolo de las políticas neoliberales que afectan de manera directa a sectores históricamente marginados, la organización fue enfática en dejar claro que el objetivo va más allá de un solo gobierno. La marcha también fue una forma de visibilizar las luchas de aquellos que resisten desde hace años el avance de la violencia, la discriminación y la pobreza estructural impuesta por un sistema capitalista y patriarcal.
Más que un reclamo contra Milei: derechos humanos, feminismos y resistencia
En su treceava edición, la marcha concentró una serie de reclamos diversos pero profundamente interconectados. Entre los más destacados estuvo la denuncia contra la violencia policial y la persecución sistemática de personas trans y travestis, que en muchos casos son víctimas de travesticidios y feminicidios. También se insistió en la necesidad de implementar políticas públicas urgentes en salud, como el acceso a la medicación para las personas con VIH, el cumplimiento de la Ley de Identidad de Género, y el acceso a la salud integral y gratuita para las personas trans.
Otro de los puntos que resurgió con fuerza fue el reclamo por la plena implementación del Cupo Laboral Trans a nivel nacional, provincial y local, dado que, en ciudades como Necochea, muchas personas trans y travestis continúan viviendo en condiciones precarias, sin acceso a trabajo regularizado, salud pública o viviendas dignas. En este sentido, se hizo un llamado directo a las autoridades locales, como el intendente Arturo Rojas y la presidenta de Puerto Quequén Jimena López, marcando la diferencia con la marcha del 1° de febrero que muchos espacios peronistas pidieron "por favor" no desprestigiar las figuras de ambos.
A lo largo de la marcha, se le dio espacio a un fuerte reclamo contra el vaciamiento de la salud pública, particularmente el cierre de hospitales y centros de salud como el Bonaparte, que ha dejado a miles de personas sin atención adecuada, y el desfinanciamiento de comedores comunitarios. Estos son problemas que afectan de manera directa a las comunidades más vulnerables, las cuales se ven expuestas a un sistema que recorta sus derechos básicos.
La voz contra el racismo, el patriarcado y el neoliberalismo
El documento que se leyó durante la marcha fue un manifiesto cargado de rabia, pero también de esperanza. En él, se hizo referencia al avance de los discursos de odio y la violencia institucional que afectan a las personas racializadas, a las mujeres, a las disidencias sexuales y a los pueblos originarios. En particular, se subrayó el rechazo al discurso xenófobo de figuras como Milei y su alineación con políticas coloniales y neoliberales que arrasan con los derechos de las clases populares.
En un acto simbólico, se repudiaron los intentos de apropiación política del colectivo LGBT+ por parte de sectores que sólo buscan capitalizar las luchas para sus propios intereses. "El orgullo no se vende, se visibiliza y se defiende", fue una de las consignas más coreadas durante la jornada, reafirmando que las luchas por los derechos humanos no deben ser reducidas a una herramienta electoral, sino que deben mantenerse como un compromiso con las bases, con las personas que sufren la violencia y la discriminación a diario.
El documento y sus demandas: contra la violencia, por la vida y los derechos
El documento que se leyó al final de la marcha fue claro en sus exigencias. Entre los puntos más relevantes se encuentran:
El rechazo al ataque sistemático contra los derechos humanos: Se condenó la violencia ejercida por el Estado, tanto a través de la represión policial como mediante políticas públicas que desfinancian servicios esenciales como la salud y la educación.
El repudio al neoliberalismo y sus consecuencias: Se denunció el vaciamiento de instituciones públicas y la implementación de políticas de austeridad que afectan a los sectores más vulnerables de la sociedad.
La exigencia de políticas inclusivas: Se demandó la implementación urgente de políticas de salud integral, el acceso a la medicación para personas con VIH, y la plena implementación del Cupo Laboral Trans en todos los niveles del Estado.
La lucha contra la violencia de género y los feminicidios: Se exigieron medidas concretas para prevenir y sancionar la violencia machista, con especial énfasis en la violencia que sufren las lesbianas, travestis y trans.
El reclamo por justicia para los femicidios y travesticidios: La marcha exigió justicia para las víctimas de violencia, como Magalí Vera, y un compromiso por parte del Estado para prevenir nuevos casos.
Además, se expresó un fuerte repudio a las alianzas de la actual gestión con gobiernos coloniales y genocidas, como el de Israel, y se reafirmó el compromiso con la lucha por Palestina libre. "No somos una justificación para el genocidio palestino", expresó uno de los puntos más destacados del manifiesto, mientras se demandaba justicia para todos los pueblos oprimidos.
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La marcha del 15 de febrero, una muestra de la resistencia autogestiva
La marcha del 15 de febrero dejó claro que la lucha por los derechos de las disidencias sexuales y los sectores vulnerados no tiene dueño político. Fue una muestra de resistencia autogestiva, horizontal y combativa. Más allá de la crítica a Milei, el evento reflejó el malestar generalizado hacia las políticas neoliberales que vulneran los derechos humanos de quienes no entran en el molde del "ciudadano ideal". La marcha reivindicó las luchas históricas de los movimientos sociales y mostró que, frente al avance de la derecha y el conservadurismo, las resistencias no se detienen: "Estamos más vivas que nunca", fue una de las consignas más coreadas en la jornada.
En este contexto, la Marcha del Orgullo y Lucha de Necochea se reafirma como un espacio de encuentro, de visibilidad y de lucha constante, que va mucho más allá de cualquier color político y que, en última instancia, busca garantizar una vida digna para todes.