

Según relataron testigos presentes en el lugar, al menos una decena de motos irrumpió con maniobras bruscas y aceleraciones a fondo, en momentos en que el predio estaba repleto de familias, niños y turistas. “Fue una locura, tuvimos que correr a los nenes porque se metían entre la gente haciendo ruido, gritando, como si nada importara”, contó Mariana a NDEN, vecina del Parque Miguel Lillo.
Pero la situación escaló aún más. Minutos después, el mismo grupo fue visto sobre Avenida 2, donde provocaron a los inspectores de Tránsito apostados en una camioneta oficial. Los motociclistas se burlaban mientras hacían piruetas a una considerable velocidad. La escena fue registrada por algunos vecinos con sus celulares y compartida en redes sociales, donde estalló la indignación.
Desde la Municipalidad de Necochea informaron que durante el fin de semana se realizaron operativos de control vehicular en distintos puntos de la ciudad, con participación de las áreas de Tránsito, Transporte, la DDI y personal policial.
Los resultados oficiales:
9 autos secuestrados (7 por alcoholemia positiva)
7 motos retenidas por falta de documentación
1 persona aprehendida por intentar escapar y resistirse a la autoridad
Además, el director Sergio “Chapu” Nicolás publicó en sus redes:
“Los operativos buscan prevenir accidentes y reforzar la seguridad vial. Si manejás, hacelo con responsabilidad y llevá siempre la documentación correspondiente. Estos controles van a continuar en distintos sectores de la ciudad. ¡Cuidarnos es responsabilidad de todos!".
Los hechos del fin de semana son parte de una problemática creciente: el uso indebido de motos, la falta de controles eficaces en ciertas zonas y una escalada de provocaciones a la autoridad.
La reacción ciudadana no tardó en reflejarse en las redes sociales, donde se repitieron comentarios con un tono cada vez más duro:
“Los trabajadores con moto son los únicos que pagan los platos rotos”;
“¿Dónde está la Policía cuando esto pasa?”;
“Tránsito actúa solo donde le conviene”;
“Ya ni se puede salir con los chicos”;
“Estamos dejando que la calle la manejen ellos”.
Lamentablemente, algunos comentarios también evidenciaron discriminación social y racismo, lo que suma un nuevo nivel de preocupación al escenario: la falta de orden está generando división entre vecinos y alimentando la violencia verbal.
Lo que debería ser una política pública sostenida —la recuperación del espacio público— choca con zonas liberadas, recursos limitados y una cultura de impunidad que parece haberse instalado en algunos sectores.
Necochea no solo debe reforzar operativos, sino repensar de manera urgente cómo garantizar el derecho a circular en paz. Porque la seguridad y la convivencia no se improvisan. Se planifican, se sostienen, y se construyen con todos los actores: Estado, fuerzas de seguridad, justicia y ciudadanía.